TRAS LA PESADILLA, AHORA ES FELIZ JUNTO A SU MAMÁ
Los dos piecitos “volaron” cuando del carro bajaron una pequeña moto roja con un moño dorado. Los ojitos chinos de Dylan se abrieron apenas la palpó. Enseguida su hermanita Sheyla y sus invitados se fueron encima de la moto para estrenarla, para celebrar que el pequeño Dylan llegó a sus tres años de vida.
El primer festejo por su cumpleaños número tres fue lleno de gozo. Cómo no si hasta hace poco parecía casi imposible volver a verlo sano y salvo. El reencuentro fue pletórico de alegría y llanto de felicidad. Hoy, esa dicha se festejó con una rica comida: pollo con mole y arroz delicioso que pasaron en charolas para unos 50 invitados, los mismos que del 30 de junio hasta el 14 de agosto buscaron a Dylan durante su rapto.
De repente entre el bullicio infantil, suena el teléfono de Juanita. Sonríe y apunta a Dylas. Es su papá que pide verlo tras una videollamada desde Estados Unidos. Por la pantalla, el papá de Dylan se une al festejo, ve que todo esté en orden y que a su hijo le celebren como lo pidió, con motivos de Mickey Mouse.
La sonrisa de Juanita, la de Dylan, la de Sheyla y del padre, es la misma que dibujaron aquella vez cuando se supo del rescate. Las caras de las más de 50 personas son las mismas, de gozo, a pesar del frío de San Cristóbal. El calor humano hace olvidar el gélido clima, los abrazos y sonrisas hacen olvidar el llanto y angustia de ayer.
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