Altera los nervios de los pasajeros e impide al chófer oír cuando le piden la parada.
La pasajera, desesperada, no sabe qué hacer. Viaja en un colectivo de la ruta 128. La bocina de la unidad resuena y sus tímpanos también. Le duele la cabeza después de un arduo día de trabajo y esa estridente música empeora su raquítico estado de salud.
Entonces la usuaria opta por grabar lo que ocurre. Cuando pide la parada, el chófer tampoco oye y la pasa de largo. La deja en una parada lejana, lo cual la obliga la caminar por calles oscuras con el riesgo que eso conlleva.
"No se vale que los colectiveros hagan eso, se supone que es servicio público, deben tener un poquito de respeto".
"Y si les dice uno algo, contestan cargados de razón y enojados", subraya. Por eso pide la intervención de las autoridades de transporte y de los dueños de las unidades, para que controlen esta añeja anomalía.
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