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viernes, 2 de febrero de 2024

TUXTLA A comer tamales se ha dicho...

Hoy católicos y no católicos se sientan a la mesa para degustar el tamal de su preferencia. 



Juana madrugó para ir a moler el nixtamal, preparar la masa, elaborar los tamales y venderlos en el parque Santo Domingo. Fue la antesala de lo que hoy será el día fuerte en sus ventas. Hoy es la gran tamaliza por el Día de La Candelaria. Hoy católicos y no católicos se sientan a la mesa para degustar el tamal de su preferencia. La festividad está siendo despojada de su trasfondo religioso y está volviéndose más un asunto de gastronomía y economía. 


Juana es una cocinera zoque, vive en callejón Santa Cruz de la Rivera Cerro Hueco. Hace más de 30 años que se dedica a realizar platillos de la gastronomía zoque, pero especialmente le encanta hacer tamales. De eso ha sobrevivido y sacado adelante a su familia desde hace tres décadas. Hoy no podía quedarse de brazos cruzados, así que preparó abundante masa, muchas hojas de plátano y los ingredientes para cada tipo de tamal. 


Juana asegura que se siente en apuros, no tanto por el ajetreo que reviste a esta actividad, sino por los costos que se han elevado en la materia prima. El manojo de hoja estaba a 50 pesos, subió a $90. También subió el aceite y otros ingredientes, asegura. "Casi siempre ocurre en estas fechas, por la alta demanda de materiales", dice. 


El problema para Juana es que la gente no quiere pagar el precio del tamal cuando se eleva. Así lo veía venir y así ocurrió. 



Juana acudió este 1 de febrero al parque Santo Domingo donde se llevó a cabo la Feria del Tamal Tuxtleco. Muchas vendedoras y vendedores se dieron cita en ese lugar. Pusieron a la venta más de 22 variedades de tamales y bebidas tradicionales. La hora prevista para terminar era a las 15:00 horas. Antes del mediodía había acabado todo. Hubo mucha demanda por parte de los presentes. 


Los tamalitos de chipilín con pollo o chipilín con queso, los de mole, de cambray, de verduras, de hierba santa y por supuesto el picte, fueron los más solicitados. Lamentablemente algunos le pusieron peros cuando supieron el precio. "A burro tía Juana, está muy caro su tamal, ¿tiene oro pue?", exclamó uno de los consumidores. Juana sonrió "ay hijito, todo ha subido papito, está carísimo", pero si no lo querés paga dejalo", le dijo Juana. 


Karen no es católica, sino evangélica, pero ella elabora y vende tamales para subsistir. Lo hace en todas las épocas, y por supuesto con más razón en estas fechas de alta demanda. Ella vive en la colonia Azteca y le ayudan sus hijas que salen a vender casa por casa. Ahora tuvo mucho encargo. Ella da los tamales a $10, pero piensa subirle a 12 pesos, pues subieron todos los ingredientes, asegura. A ver si la gente lo quiere pagar, dijo. 



Por ello pensando en los altos costos es que no hace tamal de mole, generalmente hace los de chipilín con pollo, chipilín con queso y el que más barato le sale son los de hierba santa que los da a veces a ocho o hasta $6. 


El fervor de la tamaliza llegó también al Museo de Tuxtla, donde desde hace tres días prepararon los tamales para celebrar el día de la virgen de Candelaria. 


Este 2 de febrero se conmemora a la Virgen de la Candelaria. En México se acostumbra que la persona a la que le salió el muñequito en la rosca de reyes es quien debe dar tamales y atole para los demás, esta tradición se debe a que en esta misma fecha, basándose en el calendario azteca, es la bendición del maíz, y se elaboran alimentos con él.


También es tradición vestir al Niño Dios en esta fecha, los trajes han ganado una gran popularidad, ya que van desde el típico traje blanco hasta de doctores, maestros, futbolistas, etc. Y una vez vestido se lleva a bendecir, esto para la prosperidad de la familia.


Se trata de una tradición que se realiza para dar por concluidas las festividades de Navidad. Es decir, se hace referencia al rito de purificación de la madre de Jesús. La ley de Moisés mandaba que toda mujer que diera a luz un varón, en el plazo de 40 días, debía acudir al templo para purificarse.


Y es que, de acuerdo con la religión católica, representa justo la purificación de la Virgen María, 40 días después del parto, y la presentación del niño Jesús en la Iglesia. Por ello, tras el nacimiento de Jesús, la Virgen llevó candelas (velas) al templo para que fueran bendecidas y como muestra del nacimiento de su hijo tras la cuarentena.


Hoy católicos y no católicos se sientan a la mesa para degustar el tamal de su preferencia. Buen provecho.

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