martes, 18 de febrero de 2025

TUXTLA / Círculo de libertad "condicionada"

Escenas aledañas a la catedral San Marcos, hablan de libertades relativas.



Llegó a la capital chiapaneca ilusionado con despertar recuerdos, remover conciencias, obtener clientes y llevar ingresos a casa. Aunque le dieron libertad para trabajar, lo "encadenaron" por las circunstancias y ha preferido retirarse. Seis escenas aledañas a la que inicia frente a la catedral San Marcos, hablan de libertades condicionadas. La libertad es relativa.


"Hacia mas de 20 años que no veía esta imagen en Tuxtla Gutiérrez. Hasta los años 80 era común ver a los fotógrafos con caballito y sombrero de charros ganándose la vida", exclama el reportero al observar la peculiar escena.


Hasta su nombre es raro. Hielsi López es fotógrafo de tercera generación. Su abuelo y antes su padre, fueron fotografos también. 


El joven fotógrafo es oriundo de Frontera Comalapa, sí, ahí donde decían que era como León Guanajuato, donde la vida no valía nada, donde la ola de inseguridad había puesto en jaque mate a la ciudadanía, pero ahora tras la aplicación de la ley y la justicia, con la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), en coordinación con elementos de la Fiscalía de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano han recuperado la confianza, la tranquilidad en el lugar.



Hielsi cargó con su caballito, su equipo de fotografía y vino a probar suerte a la capital chiapaneca. Se instaló en el atrio de la catedral San Marcos. Qué mejor escenario que tener a la catedral o la cruz para tomarse la foto montado en el caballito, pensó él. Ahí llega mucha gente. Seria negocio redondo, creyó.


Cobraba $50 por la foto a color. Era un precio justo. El primer día no le fue muy bien, tampoco mal; regular. Pensó que con el transcurso de los días mejoraría la situación. Esperaba que los padres pudieran llegar con sus niños y niñas para tomarse la foto del recuerdo, pero eso no ocurrió.


Muy pocos aprovecharon la oportunidad. "Ah qué tiempos aquellos", pensó Armando al recordar que en su niñez su padre le tomó una fotografía en caballito, en su pueblo natal, Ángel Albino Corzo, municipio de Copainalá.


Pocos tenían la oportunidad de tomarse una foto así, hace 40 años. Era un lujo y aunque su padre era de escasos recursos hizo el esfuerzo para tomar la foto a armandito, de 7 años en ese entonces.


Hoy Armando no tiene niños pequeños. Cómo le hubiera gustado llevar a uno de sus hijos a tomarse la foto en el caballito. Se conformó con mirar la escena y suspirar desde lejos. 


Armando comenzó a caminar hacia la Avenida Central, allí dos taxis esperaban pasajes. "Libre" decían. Estaban libres, disponibles para ser abordados, pero ningún pasajero requería sus servicios, era una libertad condicionada a la respuesta o solicitud de servicio de un pasajero. Los taxistas no querían estar libres, querían estar ocupados, ganar dinero y llevar el sustento a casa.



Un poco más adelante, sobre la acera sur de Palacio de Gobierno, varias mantas colocadas, tiendas de campaña instaladas. Son manifestantes. Una de las pancartas decía "exigimos libertad". Piden libertad para un compañero preso. La ley se aplicó, pero ahora ellos quieren que el preso quede libre. Podría quedar libre bajo fianza, con una libertad condicionada, pero ellos exigen mucho más. 


Al otro lado de la Avenida Central, una camioneta estacionada en sitio prohibido. Tienen una lona en el cofre del vehículo que dice "radio Alfa y Omega". Dos hombres y una mujer platican en la parte trasera del automóvil. Ella sentada sobre el suelo, a un lado tiene un racimo de plátano verde, alguien se lo obsequió. No están transmitiendo en este momento, pero forman parte de una radio evangélica en los Altos de Chiapas. Ellos predican la libertad del mal, de las cadenas del pecado, ofrecen libertad en Jesús y ahora están en el lado opuesto de la calle donde exigen libertad literal. La libertad espiritual está condicionada a la respuesta humana. Ya se hizo el pago, ya están abiertas las rejas... hay que dar el paso decisivo.



Un poco más adelante, sobre el callejón de la 1a Oriente, en la parte trasera de la catedral San Marcos, frente a conocida cafetería, hay un anuncio, fraudulento por cierto.

Ofrece trabajo bien remunerado, $2000 semanales, para ser supervisor, libre de patrón. "Decídete, el cambio de tu vida está a la vuelta de la esquina", dice el anuncio.


En el acceso de la oficina de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, tres jóvenes, dos hombres y una mujer lucen evidentemente dr*g4dos, semid3snud0s. Ellos dicen que esa es su libertad y así se sienten felices. Su libertad ha sido condicionada. 


El círculo concluye con otra escena: un hombre derribado sobre el piso del Parque Central, una mujer lo acompaña. Ella hace una llamada telefónica, el hombre también se ve bajo los efectos de un estup3f4ci3nte; otra elección errada.



El joven fotógrafo comalapense levanta sus cosas. No le fue como esperaba. Vino con libertad, trabajo con libertad, regresa con libertad, y ahí se quedan los taxis libres, los manifestantes libres exigiendo libertad, los locutores de la radio Alfa y Omega ofreciendo libertad, y el anuncio ofreciendo trabajo libre. Los jóvenes creyéndose libres y siendo en realidad esclavos... Un círculo de libertad condicionada.

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