- Le llaman Lucas. El no dice su nombre. Al ver al reportero se limita a levantarse de sus rodillas luego de hacer la señal de la cruz. Toma su cubeta con agua, su franela y comienza a limpiar la camioneta estacionada sobre la Calle Central
Es joven, laborioso, tímido. Habla poco, trabaja mucho. De frente parece religioso. Siempre ora antes de cada jornada. Por detrás, esconde su verdad. Siempre carga una botella de aguardiente. “Es un loco, pero con fe”, dice la gente.
Le llaman Lucas. El no dice su nombre. Al ver al reportero se limita a levantarse de sus rodillas luego de hacer la señal de la cruz. Toma su cubeta con agua, su franela y comienza a limpiar la camioneta estacionada sobre la Calle Central, entre 4a y 3a Sur de la capital chiapaneca.
El día es soleado. Las gotas de agua quedan sobre el medallón, el parabrisas y las ventanillas de la lujosa camioneta. Se forman costras de suciedad.
Al joven “viene viene” le falta experiencia. No se debe lavar un coche bajo el sol, porque resulta perjudicial. pero Lucas no lo sabe o no le preocupa, aunque el cliente en ve de pagarle, puede pegarle o regañarle.
Sigue lavando, desdeñando el sol y al reportero que insiste en la entrevista.
Lucas se da la vuelta y entonces, entre su ropa se observa una botella de aguardiente.
Ya le dio varios sorbos. Luce con aliento alcohólico.
“Así como lo ves medio mudo, es bien molestoso con las muchachas”, dice un locatario que lo conoce, porque lo ve a diario.
Lucas mira de reojo a las peatonas. Pero es tímido. No lo dice, pero al parecer solo con el influjo del alcohol se le suelta la lengua y se torna extrovertido.
De repente Lucas voltea y corre a la acera. Se mezcla entre la gente y huye del lugar. Sobre la acera de enfrente van tres policías. No van por Lucas, sino realizan su recorrido de rutina pie a tierra, pero el “viene viene” sabe que está prohibido ingerir bebidas embriagantes en la vía pública.
Y él lo hace cada hora, para darse valor y enfrentar a los clientes, a las muchachas y a la vida misma. En juicio es tímido y temeroso. Pero a la policía si le teme, ebrio y en su juicio.
En el lugar quedan la cubeta y la franela. La camioneta “lavada”, a medias, también.
Lucas esperará un nuevo día, con nuevas oportunidades y nuevos desafíos. Es un “viene viene” peculiar. Siempre ora y siempre carga su aguardiente. La oración lo conecta con el cielo; el alcohol, con la tierra. “Es un loco, pero con fe”, dicen.
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