Alumnos de la escuela primaria Lázaro Cárdenas del Río, reciben clases bajo los árboles, luego que el terremoto del 7 de Septiembre pasado dejara el inmueble inservible y con alto riesgo, según dictamen de Protección Civil.
Desde temprana hora, padres llevaron a sus hijos al Centro de Educación Ambiental (CEA) ubicado sobre la Calzada Señor del Pozo, en la ribera Cerro Hueco.
Es que tras la presión y acuerdo de padres de familia, los docentes solicitaron permiso al Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez para ocupar ese espacio.
Así lo dio a conocer el director de la institución educativa, Samuel Vázquez Ríos.
Indicó que estarán en ese lugar hasta el mes de enero, que les prestaron el lugar. “Damos clases de 8 a 11 de la mañana, sin receso, eso porque sólo hay un baño y no alcanza”, aclaró.
Indicó que las aulas de su escuela están muy dañadas, y sin embargo por necesidad los docentes llegan a realizar labores administrativas.
Este día martes correspondió el turno a los alumnos de primero, segundo y tercer grado. Este miércoles llegarán los de 4o, 5o y 6o Grado, adelantó.
Son 178 alumnos y seis docentes los que se dan cita en el CEA.
La profesora Jessica, dijo que anhelaban regresar a clases y no como muchos dicen que no querían trabajar. Aclaró que han estado dando vueltas gestionando para la atención de su escuela.
Mientras daba clases sobre la fábula, donde los personajes son fantasiosos, dijo que la urgente necesidad de reconstruir o construir (en caso de demolición) su escuela es apremiante y real, no ficticia.
Por su parte el profesor Wilber pidió al gobierno liberar los recursos para proceder a la reconstrucción a la brevedad.
Temen que, aunque las lluvias ya acabaron, por los frentes fríos llueva o los niños se enfermen por el clima fresco.
Los niños también manifestaron su sentir y exigieron a las autoridades del ramo arreglar su escuela o de plano hacerla de nuevo. “Extrañamos nuestra escuela”, coincidieron.
Este martes, los maestros y directivos de dicha escuela irían ver si les entregan las aulas móviles prometidas, carpas cerradas que instalarían allí mismo en el CEA, el ZooMAT o el MUCh.
Fue notoria la ausencia de muchos niños. Los padres, al ver el lugar, decidieron no enviarlos a clases, y eso que varios se unieron para trabajar, limpiar y fumigar el área para descartar riesgos de culebras o insectos peligrosos como la araña violinista.
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