- Noé es pintor de tumbas. Su trabajo cada vez tiene menos demanda. La gente no tiene dinero o de plano perdió el interés por sus difuntos. Ni en temporada alta requieren de su servicio en los camposantos.
Echándole la tierra encima, también los cubrieron con el polvo del olvido. Noé no habla dolido por la falta de trabajo. Ni siquiera por ser temporada alta este año hubo movimiento. “Está muy bajo, no sé si fue el sismo”, dice sonriente, pero nostálgico. Las tumbas sucias, despintadas, abandonadas, refuerzan sus palabras. Y eso que falta dos días para el “Día de muertos”. Noé es pintor de tumbas. y su trabajo cada vez tiene menos demanda.
Parado a la entrada sur del Panteón Viejo (Municipal), Noé López Jiménez coordina un grupo de seis pintores. Uno de ellos es el de “relaciones humanas”, que ofrece sus servicios a los visitantes. “Mi jefa, le pintamos su tumba, barato, queda bonito”, dice. La gente mueve la cabeza. No tiene dinero o de poblano no tiene interés.
Uno de 10 ofrecimientos tiene aceptación. Es apenas para pintura de una bóveda chica y una mesita. Noé se encarga del trabajo.
Se encamina hacia la tumba ubicada en el lado sur oriente del camposanto.
El cliente indica que quiere la mesita rosa y la bóveda celeste.
Mientras pinta, Noé cuenta que su trabajo cada vez más pierde demanda. La gente no se acuerda de sus difuntos y no se preocupa por embellecer las tumbas.
Otro factor es el económico. A lado de donde pinta Noé, una jovencita hace lo propio. No pagó, prefirió hacerlo ella misma para ahorrarse la mano de obra. Sonríe al oír que Noé le dice que le está quitando chamba.
Cuestionado sobre el costo, Noé detalla que el precio oscila entre 600 y mil 500 pesos, dependiendo de la dimensión de su trabajo, Incluye todo el material y mano de obra. Puede ser desde lijado y pintado de herrería, paredes, techo de la capilla, bóveda, entre otros detalles.
Esta vez, por la mesita rosa cobrará 100 y por la bóveda celeste 200 pesos.
Mientras caminamos hacia la salida, el grado de abandono y olvido es notorio. Basura, tumbas rotas, gavetas quebradas, capillas sin pintura, tumbas sin flores, sin nombres, sin cruces. Noé observa y dice: “Ojalá que la gente no olvide a sus difuntos. Pero eso es un hecho cada vez más frecuente. Lástima”, dice con un suspiro.
Es cierto que eso le afecta su economía. A mayor olvido de las tumbas menor trabajo. Pero no lo dice como pintor desempleado “Mi trabajo es de temporada, solo por este tiempo es que tengo más trabajo, en el resto de año es muy difícil, pero ya tengo mis clientes”, dice Noé.
Aclara que por ello busca “chamba” extra. La hace de albañil y fontanero, también.
Con la credencial con el folio 005 colgando de su pecho, que lo acredita como pintor, Noé llega a la entrada sur donde sus compañeros siguen ofertando sus servicios.
Noé ofrece sus servicios al público en general, al teléfono 9611794498. Sus 15 años de experiencia en el Panteón Municipal, lo respaldan.
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