- Toneladas de basura sacadas por un ejército de 250 personas. Pero aún queda mucha basura encerrada en el 80 por ciento de 18 mil tumbas. Exhortan a retirarla hoy.
Parafraseando el poema del sembrador, que dice: “hay que sembrar por los que no siembran”, ayer un ejército limpió por los que no limpian las tumbas y pasillos del camposanto principal de la capital chiapaneca. La mayoría aprobó el trabajo. Unos pocos lo denostaron.
La venta de flores es tímida. Pocos vendedores sobre la 4a. Sur. Sobre la 9a Sur, de plano aún no llegan. Hay poca demanda a dos días del “Día de muertos”.
Unos cuantos llevan flores en sus brazos mientras avanzan por el pasillo principal. María Luisa y su hija van a ver sus padres y abuelos, que yacen allí desde hace 20 años.
Al ver el trabajo de limpieza general en el Panteón Municipal, aprueban la tarea. “Está muy bien, se ve bonito limpio”, dicen y siguen su camino.
Es que el director de Mercados y Panteones de Tuxtla Gutiérrez, Wagner Escobedo Ortega, coordinó un ejército de 250 personas en labores de limpieza general.
Normalmente en el camposanto principal y más antiguo de Tuxtla, laboran siete personas: José, Eliezer, Arturo, Leni, Vicente y Óscar. Ahora, los siete están felices porque tienen mucha ayuda.
El área a limpiar supera las ocho hectáreas. Más de 18 mil tumbas. Labor titánica. A lo mucho cada día se puede avanzar dos hectáreas entre los 7.
Los cerros de basura se colocan en los pasillos. En breve llegarán los camiones para su recolección.
El director dice que hoy (30) y mañana (31) la gente debe llegar a sacar su basura encerrada dentro de las capillas.
“Que no vengan a sacarla el 1, porque los camiones no podrán entrar debido a la afluencia de la gente. Se espera de 15 a 20 mil personas”, prevé Wagner Escobedo.
Y tiene razón. Dentro de las capillas cerradas se observa flores secas, floreros con agua. De las 18 mil tumbas, el 80 por ciento tiene capillas y por ende basura encerrada que no se puede sacar.
Y mientas el ejército de limpieza recoge basura, una pareja reprueba lo hecho. “Está mal, ya fuera de tiempo, esto lo hubieran hecho antes, no al momento. Antes no era así”, dice el hombre que pide el anonimato y se queja por las flores caras.
El director Escobedo Ortega aclara que se hace en estos días y no antes porque cae mucha hoja de los árboles y de nuevo habría mucha basura, dando la impresión de que no se hizo la limpieza.
Una pareja de ancianos sale triste de la zona sur poniente del panteón. Entrevistados dicen que no encontraron la tumba de su ser querido. Dejaron pasar tanto tiempo que olvidaron la ubicación.
Quienes no se olvidan de sus amados son los deudos de Naela y Rocío Guadalupe. La tumba luce limpia, con flores. La pequeña Rocío Guadalupe Moreno Velázquez, nació en 1970 y murió en 1971. Su madre, Naela Lucrecia Velázquez Aguilar, siguió sus pasos el 6 de octubre de 1997, 26 años después. La tumba es a perpetuidad. Una tumba aledaña se ve adornada también. Es de una pareja integrada por Joaquín Chanona Aguilar y María Elena Sarmiento. El se fue en 1964; ella en 2006.
Y así, mientras los pocos visitantes se marchan, el ejército de limpieza sigue limpiando por los que no limpian.
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