- Adelita, de 85 años, tuvo un derrame cerebral. Una pareja cuida de ella, pero requiere una silla de ruedas, comida especial, medicina y tratamiento de un neurólogo. Tú y yo podemos ser la respuesta a su oración.
Sus labios apenas se mueven para decir gracias. Pero mentalmente eleva su oración para pedir ayuda divina y humana. Adela Castillo, de 85 años de edad, sufrió un derrame cerebral que la mantiene inmóvil en cama. Una pareja cuida de ella, pero requiere una silla de ruedas, comida especial, medicina y tratamiento de un neurólogo. Tú y yo podemos ser la respuesta a su oración.
Con mucho esfuerzo, Adelita fue subida al cuarto de la vecindad en la segunda planta, donde recibe el cuidado de una pareja que con paciencia, amor, pero con muchas limitaciones, vela por ella. Apenas fue dada de alta en el hospital Gilberto Gòmez Maza, donde estuvo internada tras sufrir el derrame cerebral.
“Creo fue de coraje, es que la vecindad donde vivía solo había un baño y siempre estaba ocupado, la pobre anciana se hacía afuera porque ya no aguantaba, y todos la trataban mal”, dice José Luis.
Su esposa Edith se hace cargo por el momento de Adelita, pero son de muy escasos recursos. “Hermanas de la iglesia traen a veces un poquito de desayuno, un atolito, pero no sé por cuanto tiempo. Necesita medicinas. Especialmente falta una silla de ruedas para bañarla y llevarla a que cobre su apoyo mensual y al doctor”, recalca el buen samaritano.
Cerca del templo que está en frente, se oye el canto “El te puede cargar” de Junior Kelly Marchena. Es cierto, el canto se refiere a Jesús, quien lleva las cargas más pesadas, pero Adelita requiere también de personas que puedan ayudarla a sobrellevar su pesada carga. No tiene a nadie.
Adelita es oriunda de Ixhuatán, Chiapas, pero radicada en Tuxtla Gutiérrez desde hace 45 años. De joven fue maestra de tejido y repostería en el DIF de su municipio. De eso, solo queda el recuerdo.
Hasta hace poco costuraba para ganarse la vida. Pero sus débiles manos perdieron fuerza y habilidad. Sus temblorosos pies se han fatigado de tanto caminar por las calles de la capital en busca de botes (PET) y aluminio para vender.
El año pasado, un grupo de mujeres piadosas la visitaba, le llevaban ayuda. Pero Adelita se cambió de casa, orillada por el hostigamiento de su vecina envidiosa. Y la ayuda se diluyó.
Y en su nuevo domicilio, donde siguió el maltrato por parte de inquilinos, la octogenaria sufrió el derrame cerebral que la dejó inmovilizada.
Adelita apenas puede mover los labios y un brazo. No reconoce ni recuerda nada. Pero al saber que recibirá ayuda musita con mucha dificultad “gracias”.
Aunque se casó, Adelita nunca tuvo hijos. Su esposo se fue con otra mujer. Es la gente de buen corazón que conoce a Adelita desde hace años, que la visitan para darle un poco de apoyo.
Tú y yo podemos sumarnos con un granito de arena. Adelita sigue orando por ayuda. Respondamos con amor.
PARA AYUDAR
Visitarla en la calle Pensil número 184
A, entre avenidas 1o de Mayo y Tuxtla, colonia Bienestar Social. Llamar
previamente a Edith Matías Rodríguez, al 9611430226.
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