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miércoles, 14 de marzo de 2018

CHIAPAS / Artesanías de tela, cerámica o madera, pero valen oro

  • Lo material se expone y vende en la tienda. Lo inmaterial será apreciado en el museo que está por abrir. Cada pieza lleva un trozo del corazón del artista y cuenta una  historia de vida




El “árbol de la vida”, obra única hecha de hierro, vale oro porque sus colores se obtienen con el forjado, porque cuenta una historia  de su creador, como la surgida hace seis mil años en el Edén. Se encuentra en la Casa de las Artesanías de Chiapas, donde más de tres mil piezas encierran un trozo de vida del artesano. Lo material se expone y vende en la tienda. Lo inmaterial será apreciado en el museo que está por abrir.

Una mujer delgada, alta, baja del auto que se estaciona frente al edificio ubicado en el bulevar Belisario Domínguez número 2035 de la colonia Xamaipak. Es María de Lourdes Ruiz Pastrana,  directora general del Instituto Casa de las Artesanías  de Chiapas.

Puntual para la entrevista agendada, ella viste una hermosa prenda de telar de cintura brocado hecha en Venustiano Carranza. El collar, pulso y aretes son de ámbar de Simojovel. Ella es congruente; vive lo que predica. Con paciencia y un brillo de alegría en sus ojos claros, María nos guía en el recorrido por todas las instalaciones.


“La casa (de las artesanías) existe desde hace más de 30 años, pensada en apoyar a los artesanos chiapanecos”, dice mientras entramos a la sala de espera. Unos 12 artesanos trabajan mientras llega el turno de ser atendidos.

El gobernador Manuel Velasco tiene especial interés en apoyarlos e hizo la remodelación de las instalaciones”, añade María de Lourdes.

En la sala hay 12 artesanos esta vez, pero en el padrón actual son más de 21 mil, de los cuales 19 mil son mujeres, aunque hay áreas donde predominan los hombres como talla en madera o ámbar. Las féminas  dominan en  textiles y laca.

De este universo, más del 60 por ciento están activos. “No todos llegan al instituto, pero envían a representantes por la dificultad para desplazarse”, explica la directora.

Al fondo de la sala, hay un espacio que dice: caja. Tras hacer el acopio, le dan al artesano su recibo de compra,  anotan la fecha de pago (que generalmente es a las dos semanas de entregar la pieza) y en la caja le pagan cuando vuelve a traer más mercancía.


ALMACEN

María nos guía a un espacio aledaño, donde se etiqueta cada pieza comprada, se remite a la bodega donde se guarda.  “Las compras son entre lunes y jueves, se guarda y el viernes se distribuye a las seis tiendas”, dice la funcionaria.

Añade que la compra es directa, “solo se maneja consignación en el caso de agro alimentos que son de  pequeños empresarios registrado como Marca Chiapas, a los que no se les cobra nada por la distribución y venta”.



ENTREVISTA

Sentada, pero activa, una mujer detalla el acabado de unas piezas que está por entregar. Es Sebastiana Jiménez López, viene de la colonia Paraíso Grijalva, municipio de Venustiano Carranza.

-       ¿Desde cuándo es usted artesana?

-        Desde los 12 años de edad aprendí el oficio; es por tradición y cultura,  de naturaleza lo traemos desde chiquitas.  Nosotros vamos enseñando a nuestras hijas y nietas

-       Además de preservar la tradición y cultura, la artesanía es una fuente de ingreso?

-        Sí, ayudamos a los hombres que trabajan en el campo; la cosecha es cada año y el maíz está muy bajo el precio.

Sebastiana lleva 15 años trabajando con la Casa de las Artesanías y le ha ido muy bien, dice, por ello
invita a las que no se han adherido, que lo hagan. “Que no tengan miedo, nos apoya la directora, el pago es seguro y puntual”, dice.

Toma entre sus manos un vestido hecho en telar de cintura brocado, de algodón. Le llevó un mes de trabajo, tres horas diarias, porque debe lavar, cocinar, atender a los hijos, al marido. Son más de 90 horas que estuvo sentada contando los pequeños espacios para insertar la aguja. A veces con sueño, cansada, triste, con hambre, con dolor. Y todo al precio de mil 200 pesos, el costo final de la pieza en la tienda.

María, la directora, dice que casi a diario usa ámbar. Algunas piezas salieron de la mano de Juan García Hernández,  vicepresidente del Consejo Regulador del Ambar en Simojovel.

“Llevo más de 22 años trabajando el ámbar”, dice el artesano. Y junto a él trabajan sus 10 hermanos, sus padres y más de 600 artesanos adheridos a la sociedad cooperativa que dirige Hernán Torres García.

“Muy agradecido por el apoyo de esta administración. La nueva Casa de las Artesanías está bonita, antes era una galerita donde nos atendían. Nos han dado mucha difusión y se venden más nuestras piezas”, resalta.

Juan dice que el ámbar chiapaneco es inigualable, el mejor. Para diferenciar el original de un “pirata” se requiere de una lámpara ultravioleta. “El original  cambia las tonalidades,  es muy ligero, no pesa, el plástico o cristal pesa”, dice.

María nos invita a seguir. Afuera, en el área de juegos para niños, unos menores se entretienen mientras sus padres entregan su mercancía  o cobran lo entregado.


DISEÑO

Llegamos a un espacio  donde llevan las piezas que ya están terminadas. Ahí ojos aguzados revisan los acabados con estricto control de calidad. Hay varias camisas guayaberas, hechas en lino, que se las darán  a las artesanas para bordarlas de acuerdo a la iconografía asignada. Las regresarán en unos días.

Tras verificar que estén impecables, se pasarán a tintorería, al almacén y finalmente a distribución para las tiendas.

Llama nuestra atención una guayabera blanca embolsada. Tiene un diseño especial con bordado  en color celeste pastel. “Es para el gobernador”, dice María de Lourdes. El ejecutivo estatal se las encargó,  pero les dio la libertad de elegir un diseño original. Ya saben su gusto.

FOMENTO ARTESANAL

En el recorrido, otra puerta se abre, dice: Capacitación y Fomento Artesanal, Ferias, Eventos y Concursos. Gaby nos atiende sonriente.

Ella y sus compañeros se encargan de todo lo relacionado con los concursos y exposiciones.

“Este año hay tres concursos estatales y cinco nacionales. El apoyo es total para los artesanos con la ayuda del Fonart.  Liliana Romero Medina, la directora,  aprecia mucho a Chiapas”,   dijo María de Lourdes.

Añadió que les ha ido muy bien en los concursos a los artesanos de Chiapas. El pasado 27 de febrero se dio la calificación para el “Gran Premio de Arte Popular”.

“Tenemos 15 ganadores y un premio especial a la trayectoria artesanal. Este último lo ganó Lupita con trabajo en laca, es artesana de Chiapa de Corzo.  Tuvimos siete primeros lugares, cuatro segundos y cuatro terceros; son 353 mil pesos en bolsa que se van a pagar a los chiapanecos ganadores. La premiación será en Los Pinos, con el presidente Enrique Peña Nieto.  Habrá una exposición de las piezas ganadoras con apoyo de Fonart. Si alguien le gusta lo comprará y el artesano tendrá un doble beneficio”, subrayó.




CAPACITACIÓN

Este año habrá 10 cursos de capacitación,  para artesanos de laca, alfarería y textil, para mejorar lo que ya saben o aprender diseños especiales. También se les enseñará a comercializar y a elaborar un buen costeo de sus piezas.

“Cada año hay un programa de cursos para unos 300 artesanos que se inscriben voluntariamente. Nos apoya el Fonart, por lo cual es sin costo alguno”, dijo la directora.

Agregó que el curso es en la comunidad del artesano. Por un mes, el capacitador se queda en casa de un artesano. El grupo de artesanos va todo los días al curso para recibir el conocimiento. Es que sobre todo las mujeres no pueden salir de su comunidad porque cuidan la casa, hijos, la huerta, atienden al marido.

Esas 4 semanas de lunes  a viernes, se les da el curso, el material necesario, sin costo. Luego, a los capacitados se les apoya con bajar un recurso para que compren  la materia prima y elaboren piezas con lo aprendido y lo puedan comercializar.

“Esta sinergia  del curso es interesante. Generalmente las artesanas trabajan en solitario, en sus casas, pero al convivir en grupo por un  mes ya no quieren que termine el curso”, dice la directora y sonríe emocionada.

Nuestros pies nos conducen a las áreas administrativas, pero en el recorrido es imposible no mirar las hermosas piezas de tallado en madera o cerámica  que adornan el  lugar y, al subir por la gradas, el reportero tropieza.

Maria sonríe y explica que son más de 80 los que trabajan en las distintas áreas de nómina, recurso financiero, jurídico, planeación, entre otros.

Pegado al área administrativa está lo que será el Museo de las Artesanías. Adentro se oye sonido de taladro y luego una música rara nunca antes escuchada por nadie. “Están haciendo las pruebas de sonido. Esperamos abrir para el 15 de abril”, dice la directora al añadir que será interactivo.

Daniel Garduño,  director del Museo de  las Artesanías  de Chiapas (Musart), dice que la idea es contar la historia de forma única. “En todos los museos se cuenta algo a partir de una pieza u objeto, aquí será a partir de lo que no se ve de la artesanía”, explica.

El espacio constará de tres partes:  Tema, contexto y la obra.

A través de siete salas,  se pretende plasmar el valor de la obra, no solo en la parte estética, sino en su contenido inmaterial que le da sentido.  “Es como un homenaje hacia el artesano, a su vida, porque en cada pieza, como todo artista y creador, deja parte de su vida y su historia  diaria”, dice acertadamente Daniel.

En la sala uno será de identidad y diversidad. La sala dos abordará el contenido sincrético. La sala tres el contexto, creación y usos. Sala cuatro proceso creativo, sala cinco transmisión y aprendizaje; sala seis patrimonio y valoración. La sala siete será de reflexión. Al final habrá una exposición temporal

Daniel garantiza que la visita al Musart será inolvidable, con una  escenografía de 360 grados. Mediante una exposición sensorial, cada área permitirá a cada visitante llevarse una experiencia propia, de acuerdo a lo visto y oído,  con luces, movimientos y sonidos.

En la segunda etapa, el Museo tendrá una sala de usos múltiples para conferencias.


TIENDA

Llegamos al final del recorrido y entrevista, tras más de dos horas de entretenida charla con María de Lourdes y de contemplar extasiados  el proceso que culmina en el lugar donde se exhibe y vende la pieza artesanal: La tienda.

La vista se posa en una y luego en otra y otra pieza. Hay de todo, desde cerámica, agro alimentos,  fibras naturales, alfarería,  textiles,  tallado en en madera, ámbar…

Son unas tres mil piezas en la tienda principal  de la Casa de las Artesanías. “El instituto no tiene fines de lucro, el porcentaje de utilidad es mínimo para los gastos de operación.  Se trata de vender mucho para comprar mucho y beneficiar a más artesanos”, concluye María.

Otras cinco tiendas como ésta, en San Cristóbal, en Palenque, en el Aeropuerto Internacional “Ángel Albino Corzo” de Chiapas y en el de la Ciudad de México, distribuyen las creaciones de artesanos chiapanecos. Parte de sus vidas se va al resto de México y del mundo.

Antes de salir, es imposible no detenerse a observar de cerca una obra singular, por su tamaño, por el color, por el material. Es el “árbol de la vida”. Los tonos azules, dorados, cafés, fueron obtenidos al forjarlo, no es pintura, explica María.

Esta obra es de metalistería, sólo se trabaja en San Cristóbal y Aldama. Pocos artesanos se dedican a ello, como el maestro Guadalupe Hermosillo, uno de los principales exponentes de este arte que incluso tiene un museo.  Su obra es una de las que participa en concursos.

Sean de madera, de hierro, de resinas, de fibras naturales, de algodón, de manta o de lino, las artesanías chiapanecas valen oro, porque en cada puntada, cada tejido, cada golpe, va una historia de vida… en cada pieza va un trozo del corazón del artista, con su alegría o tristeza, su dicha o congoja, felicidad o adversidad. 

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