Bajo la imperiosa necesidad de “engordar” las filas del partido, con miras a la encomienda electoral de 2021, el actual presidente estatal del Partido Chiapas Unido (PCHU), Conrado Cifuentes Astudillo, parece estar decidio a convertir a dicho instituto político en refugio o centro de reciclado para personajes que hasta hace apenas un año y medio eran los principales promotores de Roberto Albores Gleason en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Las declaraciones y fotografías recientes en las que Cifuentes Astudillo da a conocer la integración de las turbias figuras del priismo chiapaneco han abierto las sospechas sobre el establecimiento de nuevas “alianzas oscuras” y la formación de cuadros operativos que apuntan al inevitable fracaso.
Entre los aludidos destaca la presencia del ex presidente de la Junta de Coordinación Política del legislativo estatal Hugo Pérez Anzueto. No es cualquier persona. Se trata de uno de los más allegados al ex candidato priista al gobierno de Chiapas Roberto Albores Gleason. Durante el sexenio pasado se convirtió en uno de sus principales operadores políticos y aseguraba, en reiteradas ocasiones, sería el inminente Secretario General de Gobierno si Gleason hubiera ganado las lecciones.
Los señalamientos contra Pérez Anzueto durante su paso por el Congreso de Chiapas no fueron pocos. Participó activamente en la apobración de las últimas cuentas públicas de Manuel Velasco Coello y operó abiertamente en Chiapas la candidatura del actual presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, rumbo a la dirigencia de dicho partido.
En la lista aparece además el ex presidente municipal de Comitán Jorge Constantino Kanter. Un personaje tambien relacionado con la candidatura de Albores Gleason y con extensos antecedentes de corrupción que no le dejaron buena reputación en su municipio de origen. A Constantino Kanter se le acusa, entre otras cosas, de no cumplir con la cuenta pública y de haber asignado gran parte de las obras a una sola persona, que, por cierto, después quedó como encargado de la Secretaría de Obras Públicas.
Entre las nuevas adquiciones de Chiapas Unidos también destaca la presencia del ex presidente municipal de Cintalapa Enrique Arreola Moguel, acusado en 2017 por el Órgano Superior de Fiscalización debido a la detección de millonarias irregularidades en la cuenta pública. Arreola Moguel fue otro operador político de la campaña Alborista que no escatimó en vociferar su relación con el ex candidato priista.
Entre la lista también se encuentra Marco Antonio Coutiño Monzón, denunciado en mayo de 2018 por presuntamente haber estafado a decenas de familias con créditos de vivienda a cambio de votos a favor de Roberto Albores. El entonces funcionario federal fue señalado de manera directa por habitantes de La Concordia, quienes acusaron el ofrecimiento de viviendas de 120 mil pesos, mediante pagos mensuales de mil 200 pesos, para operar la movilización de votantes en esa región de la entidad.
El último alborista en la lista de “fichajes” del Partido Chiapas Unido es Jorge Martín Gordillo Argüello. A este último ex alcalde se le recuerda por protagonizar un escandaloso intento de linchamiento en su contra (en junio de 2018) cuando habitantes de Tzimol irrumpieron en la presidencia municipal para exigirle atendiera la grave contaminación en el río San Vicente, que desinteresadamente el presidente municipal había decidido ignorar por meses.
Las adquisiciones orquestadas por Conrado Cifuentes dejan mucho que desear sobre su capacidad e intenciones de fondo para el supuesto fortalecimiento del partido local que se le ha encargado. Si la intención real es generar afinidades entre el electorado se está equivocando garrafalmente. Sus nuevas sumas a la militancia restan mucho a un partido que bien podría terminar convirtiendose en un lastre para quien intentará usarlo como plataforma alterna en las elecciones venideras… así las cosas
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