LOMAS DEL SERENO / Palabra empeñada, palabra cumplida
* Los dueños legítimos celebraron la victoria y agradecieron la aplicación del Estado de derecho. Los desalojados, se alejaron tristes, derrotados, meditabundos, pensando que invadir el predio fue mala idea.
Ni siquiera el ruido del helicóptero que sobrevolaba a mediana altura sacó de su ensimismamiento a la pequeña de cinco años, que observaba a los policías derribar las galeras de sus vecinos. Sus amigas y amigos corrían a tomar lo poco de valor que les quedaba. Fue el último día que pasaron en el predio Lomas del Sereno, invadido en febrero del 2013.
Don Hernán López Pérez estaba feliz. Agradecía al gobernador Rutilio Escandón Cadenas y al fiscal general Jorge Luis Llaven Abarca por hacer valer el Estado de derecho y restituirle las 10 hectáreas del predio Lomas del Sereno, invadido en febrero de 2013. El "güero" Velasco empoderó al MOCRI y lo hizo intocable, lamentó el propietario.
Los golpes a los techos y paredes de láminas de zinc, desprendidas por los policías o por los mismos invasores, retumbaban rasgando el manto silencioso de la mañana.
El despertar fue con sobresalto para los pocos habitantes de Lomas del Sereno. La mayioría había salido el miércoles 12 de febrero. Los pocos valientes o muy necesitados se quedaron, aferrados a la esperanza de que el anuncio previo del desalojo fuera un "espanta flojos".
Pero cuando esperaban ver la aparición del astro rey en el oriente, apareció el helicóptero. Y la esperanza se desvaneció con cada giro de la poderosa hélice, dando paso a la incertidumbre, la misma que tuvo Hernán, cuando dio vueltas en cada dependencia buscando justicia. Nadie se la dio. "Este gobierno sí es diferente", dijo.
En el Lote número 121, con una tabla pintada de fondo blanco y letras negras decía que el terreno era de Carlos Alberto López Gómez. Fue por siete años de manera ilegal. Ahora es de Hernán López Pérez.
Y mientras Hernán celebraba su victoria, la pequeña ensimismada veía el desfile de los derrotados, los que un día ilusionados arribaron al lugar creyendo que podían despojar impunemente al legítimo dueño. Una mujer dejó muchas cosas, menos su refresco de cola que sostenía en su mano derecha. Un joven se puso la playera que decía "adiós cruda". Otro puso en su auto Tsuru la palabra "el amigo que se fue". Y un temerario se atrevió a pedirle a un policía que le diera un aventón en su patrulla.
A la entrada de la invasión, estaba la Escuela Primaria Federalizada "Miguel Hidalgo y Costilla", de la Jefatura de Zona 708 y Supervisión Escolar 807. A pesar de estar en lugar irregular ya tenía su clave 07DPB3324Q. En el lugar que fungió como cocina, quedó intacta la frase de un niño: "Mi papi me dijo 'fíjate bien donde caminas'. Yo le dije, fíjate tú, porque sigo tus pasos". y Así, confiados, siguieron a sus padres a la invasión. Ahora los siguen a donde el viento los lleve.
Al filo de las 8:00 horas, cuando ya casi todo terminaba, aparecieron elementos de la Guardia Nacional que se perdieron. Por ir de forma independiente del convoy, tomaron hacia otra dirección y tardaron casi dos horas en llegar al lugar correcto. Despistados e indisciplinados.
Como despedida, uno de los desalojados fumigó con el humo de su camioneta vieja a los policías. Le falta anillar su motor. Parece auto "ninja". Pero su prioridad ahora es buscar a dónde irse a vivir.
"El amigo que se fue"... decía en el auto que cargaba con las pocas pertenencias tras el desalojo pacífico. Un par de amigos platicaban por último mientras esperaban el carro de mudanzas. "La palabra empeñada por el gobernador y el fiscal general, se cumplió. No creí que nos sacaran", coincidieron.
Un colectivo hizo su último viaje a la invasión. Unos pasajeros lo abordaron y se llevaron hasta el último clavo. Buscarán empezar de nuevo en algún lugar... Que sin duda NO SERÁ INVASIÓN. Este gobierno ya no lo permitirá
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