LA MODERNA / Espada aguda traspasa el corazón de una madre

El viento pasa tímidamente entre las ramas del limonero. Mece las hojas y uno que otro cabello del hombre que yace tirado sobre el pavimento de concreto. La calle acordonada y los policías, son testigos mudos del dolor que embarga a una mujer sexagenaria, madre de quien perdió la vida bajo un auto.

La mujer de estatura baja, con los cabellos revueltos de tanto tirar de ellos por el dolor, tiene que sentarse al pie del árbol de Benjamina. Es imposible estar de pie. Ese y otro árbol de limón cercano, fueron los techos que cubrieron del frío por la noche y del sol en el día, a Jaime, hijo de quien ahora llora su ausencia.

- Pero si estaba bien ayer, mi hijo estaba bien

La mujer insiste, sin dar crédito aún, que quien yace inerte bajo el auto estacionado sea su hijo. Y pide pasar para reconocerlo.

- No se puede señito, deberá esperar a que lo levanten y lleven al Semefo. Ahí podrá usted identificarlo y reclamarlo.

Los policías se conmueven por el dolor de la angustiada madre, pero deben cumplir con el protocolo y no le ceden el paso. Le indican que debe conseguir el acta de nacimiento de su hijo. La mujer no tiene cabeza para pensar en el trámite y es su hija y su yerno quienes llegan en su auxilio.

Francisco y su esposa, viven en el Callejón La Salle, de la colonia 15 de Mayo, frente al Instituto Jaime Sabines. Francisco iba a su trabajo cuando los vecinos le dijeron que su cuñado estaba muerto, bajo la camioneta color blanco, estacionada sobre el Callejón La Salle y avenida 16 de Septiembre.

- Siempre le decía a mi papacito que se fuera a vivir con su hermana, pero no quería - Insistía la mujer de rasgos indígenas

La familia Gómez Méndez, oriundos de Bochil, vino a Tuxtla Gutiérrez para sobrevivir. Francisco, casado con la hermana de Jaime, trabaja en la notaría aledaña a donde vive. Su suegra trabaja lavando y planchando ajeno. Jaime, durante un buen tiempo fue jardinero, pero el trabajo escaseó. En su recorrer por las calles se encontró con amigos que le invitaron a tomar alcohol para mitigar sus penas.

Fue así como se integró al grupo del “Escuadrón de la muerte” y con frecuencia pasaba tiempo en la vía pública, sobre la calle Quintana Roo o el Callejón La Salle de la colonia Moderna, donde ayudaba a los vecinos a barrer la calle. A cambio le daban unos pesos o comida.

- Ayer estaba bien. Llegó a la casa. Le di su pozol. Le dije que viniera a la casa o se fuera con su hermana…

- No, dondequiera es bueno para morir - dijo como despedida Jaime y regresó a la calle.

Esta mañana, la madre de Jaime iba a verlo para llevarlo a casa, sin saber que lo hallaría muerto. Sobre el motivo de su muerte, se especula. Se cree que fue por el alcohol. La madre teme que haya sido por los golpes que Jaime recibió.

- Lo patearon en su costilla los rateros. Le robaron su mochila negra, nueva. Eso me dijo mi hijito. Se veía triste, creo le dolía – Agregó la mujer con el rostro bañado en llanto.

Jaime Gómez Méndez, de 40 años de edad, será llevado a su natal Bochil. La familia de escasos recursos y sin asesoría, tendrá dificultades para el traslado, pero cumplirán el deseo de Jaime de volver a la tierra que lo vio nacer.