• Se robaba una moto, fue alcanzado y sometido. Lo tundieron a golpes. Pedía un “plomazo”, pero que no lo golpearan.
- Aguanta wey, aguanta carnal, aguanta jefe, no me maltraten mucho.
La exclamación es de un hombre que yace en el suelo, atado de pies, sentado, y en aparente estado de ebriedad. En realidad está drogado. Huía con una moto robada en la colonia Independencia 2000, municipio de Chiapa de Corzo. El dueño del biciclo y su familia alcanzaron al ladrón y lo sometieron. Los latigazos y patadas que le daban de vez en vez hacían que exclamara “aguanta wey, aguanta carnal, aguanta jefe”. Fue entregado a la policía. Le advirtieron que si reincide lo van a quemar.
El joven, delgado, ágil, corrió como gacela atrás de la moto, su moto que era robada. Lo apoyaron sus familiares y amigos. Sometieron al ladrón. Atado de pies y manos, el agraviado no lo soltaba. “Ya levántate, ya me tienes”, le decía. La moto color verde con negro, cerca de ellos. Ya se la llevaba, aunque el facineroso replica “si ni la llevé wey”.
Transcurren los minutos y el agraviado no suelta al presunto ladrón sometido bajo sus rodillas. Alguien llama al 911. Cuando por fin el muchacho deja que el detenido se siente sobre el suelo, le da cinco latigazos con un cable. Desde el tercer chicotazo, el fustigado exclama: “aguanta carnal, aguanta wey”.
- Estaba robando una moto - dice uno a otro que llega y pregunta.
- Ni me la llevé, wey, ahí está. – Replica el ladrón fallido.
Mientras esperan la patrulla llega otro joven y le da un sermón al ladrón, que dice estar “loco”, “alucinando” por la droga ingerida. Éste se desata las manos y dice “rólame wey, no me voy a correr, ta amarrado mi pie, dame mi cuchillo carnal”. El arma blanca con cacha roja y una mochila negra están a un lado.
El último en llegar al lugar se ve enojado y da un golpe al detenido.
“No me maltraten mucho, ya me pusieron mi vergazo”, informa el ladrón al recién llegado que lo golpeó, “pero si es tanto su coraje jálenle, denme un plomazo, y ya”, dice.
“Piensa cuántos años le iba a costar a este pobre para comprar su moto”, dice y le da otro golpe. “Aguanta jefe, yo trabajo de costurá zapato. Ustedes lo saben”, dice en defensa suya.
- Lo iba a llevar (la moto) pero no lo llevé -Agrega
La frase desata otro golpe. Y alguien arenga a que le den más.
-Jódanlo de una vez, antes que venga la patrulla – Se oye varias veces
Y Llueven los latigazos y patadas contra el hombre
- Jódanlo, jódanlo, jódanlo – Insiste uno
Asustado y un poco adolorido (sigue drogado) el ladrón llora. Es que ya vio la cosa seria. Alguien sugiere cortarle las manos por ratero.
- ¿Con qué voy a comer jefe?
- Hay trabajo un chingo - Le dicen.
“Mándenme al infierno mejor, no me golpeen”, reitera. “¿De dónde sos?”, preguntan y responde “de aquí nomás, si los conozco, no más estaba yo alucinando.
Se oye el sonido de la torreta de la patrulla que por fin llega tras una larga espera.
Asustado el ladrón ruega “dame mi mochila, ahí tengo mi dinero. Dame mi mochila ahí tengo mi vicio (droga)”.
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