• Sin explicación alguna circuló en sentido contrario por casi un kilómetro en la peligrosa carretera Tuxtla-Chiapa de Corzo
Ni siquiera el fuerte sonido del claxon del tráiler lo hizo despertar a la realidad y dimensionar el alto peligro. En vano fueron los gritos de los automovilistas que lo instaban a cruzar el camellón central y reincorporarse al carril correcto. El temerario motociclista circuló en sentido contrario por casi un kilómetro en la carretera Tuxtla-Chiapa de Corzo. Topó motos, autos, camiones y tráileres. Faltó poco para toparse con la muerte ¿Eso buscaba?
El sol se escondió de repente, quizá apenado por la vergonzosa escena de un ser humano rebelde sin causa, que de gratis busca ir contra natura, contra corriente, y literalmente en sentido contrario.
- Vas a provocar un accidente hermano. Vas en sentido contrario – le gritaron desde un auto en movimiento al motociclista.
- Cámbiate aquí de carril wey… cámbiate acá perro. – El tono de la voz subió. Ya no era hermano, ahora era “wey” y “perro”.
Es que era necesario despertarlo de su letargo mortal. Estaba como ido. No reaccionaba. En vano fueron los claxonazos de los camiones. El temerario motociclista avanzó desde la tienda aledaña a la gasolinera Cancino a la Escuela de Trabajo Social. En el trayecto estuvo a punto de ser embestido por un auto tipo Tsuru.
No había bloqueos, ni pretextos para justificar esta circulación en sentido contrario por tan larga distancia. Solo hay dos posibilidades. No quiso ir al lejano retorno (tampoco quiso pasar por en medio del camellón central) o le gusta la adrenalina y aburrido de la vida buscaba un accidente mortal.
Solo faltó que cuando le dijeran que iba en sentido contrario exclamara: “Yo no, son los demás”, o como el chiste del que avanzaba en sentido contrario con su auto y escuchó en la radio que decían “tengan cuidado con un loco que va en sentido contrario”. El infractor exclamó: “¿Uno?, son un chorro”. Él iba mal y creía que los demás estaban en el error.
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