Aunque para algunos espectadores resultó sorpresiva la manifestación realizada este 1 de mayo por trabajadores del ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez en contra de Carlos Morales Vázquez, teniendo como pretexto la conmemoración del “Día del Trabajo”, la realidad es que el descontento entre el personal basificado tiene ya varios meses agudizándose.
Si bien esta vez bien las pancartas y consignas contra el ahora presidente municipal con licencia no fueron encabezadas por los líderes, lo cierto es que el rechazo al actual gobierno tiene tintes generales dentro de la base sindical desde hace bastante tiempo. No es gratuito que los seis sindicatos del gobierno municipal hayan decidido volver a articularse para manifestarse juntos.
Desde 2020 la inconformidad ante los presuntos abusos cometidos por la administración de Morales Vázquez comenzó a desbordarse. Las denuncias internas de trabajadores basificados acusando hostigamiento para justificar despidos o remociones, a fin de incrustar dentro de las dependencias municipales a personas afines al gobierno, se hicieron más recurrentes en el núcleo de las dirigencias sindicales.
Las diferencias entre las dirigencias del SUTSM, SUTESA, SUTRA, SITRACHISA y STDIF con el entonces presidente municipal se hicieron más notorias, sobre todo durante la pandemia de Covid-19. Pese a la contingencia y medidas de restricción solicitadas por las autoridades de salud a varios trabajadores se les obligó a seguir asistiendo, con todo y los riesgos que ello implicaba.
En junio de 2020 una carta pública, enviada a diversos medios de comunicación, denunció la muerte de al menos 12 trabajadores municipales debido a contagios de Covid que pudieron estar relacionados con “labores obligadas” al interior del ayuntamiento, entre los que destaca la muerte del propio coordinador general de Política Fiscal Municipal.
La lista (https://n9.cl/o9oj) señalaba nombres y cargos precisos de los trabajadores acaecidos hasta ese momento, acusando de manera directa a Carlos Morales Vázquez y su gabinete por el “irresponsable comportamiento” durante la contingencia epidemiológica. Y las denuncias internas se acumularon, hasta el pasado 8 de abril cuando los sindicatos del ayuntamiento salieron a medios de comunicación para hacer oficial la conformación de un frente contra el gobierno en turno.
En ese entonces los líderes sindicales señalaron al gobierno de Morales Vázquez por ignorarlos, intentar dividirlos y pasar sobre sus derechos laborales, desconociendo acuerdos previos. “Tampoco nos han respondido oficios donde buscamos un acercamiento, no vimos la disposición de atender las inquietudes de los trabajadores, ni cuando vivimos los peores momentos de la pandemia”, acusaron los trabajadores de base.
A lo anterior se suman las denuncias sobre las presiones ejercidas desde las direcciones y jefaturas a fin de obligar a los trabajadores de contrato para respaldar en redes sociales la candidatura del alcalde con licencia y enviar las pruebas de “apoyo condicionado”. Las capturas de pantalla fueron filtradas exponiendo una práctica que, si bien no es exclusiva de la actual administración, sí es un delito que debe denunciarse indistintamente.
Por eso la protesta de este sábado no resulta tan inesperada. La postura politizada de la base sindical dentro del gobierno tuxtleco es un asunto que se ha complicado con el paso del tiempo. Por ello las drásticas consignas contra la posible reelección de Morales Vázquez. Hoy, lo cierto es que las cosas al interior del ayuntamiento tuxtleco no están bien, que buena parte de la base trabajadora no quiere el regreso de Morales Vázquez y que su retorno podría convertirse en una guerra campal a mayor escala con los sindicatos durante los siguientes tres años… así las cosas.
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