• Los choferes dejan en Otilio a los que van a Las Brisas. El sol, lluvia y pandillas afectan a niños, ancianos y mujeres con cargas que deben caminar varias cuadras.
“No se vale. Nos mienten y exponen a su antojo. Ellos se deben al usuario y nos están maltratando. Alguien debe intervenir, sean los patrones o la autoridad”, dice la mujer de la tercera edad. El chofer del colectivo de la ruta 117 los dejó lejos de donde bajarían. “No es flojera, es nuestro derecho por haber pagado”, dice la fémina.
Ernestina, de 69 años de edad, se gana la vida lavando ropa ajena. Cada día sale de madrugada y regresa dependiendo del trabajo encontrado. A veces retorna de noche, cansada. Ella vive en la colonia Las Brisas, municipio de Chiapa de Corzo, y desde hace unos días ha comenzado a vivir un calvario por culpa de los malos choferes de la Ruta 117.
“No brindan un buen servicio”, dice resumiendo su molestia. Explica que los colectivos salen de la parada del Centro de Tuxtla hacia la colonia Satélite, pasan por Loma Larga, Otilio y deben concluir en Las Brisas.
En el trayecto la unidad se va quedando sin pasaje. “Llegando a Otilio Montaño, que es una de las colonias antes de llegar a Las Brisas, el chofer nos dice a los pasajeros que nos bajemos porque hasta ahí llega su recorrido. No se vale siendo que en la parada del Centro se les pregunta si llegan hasta Las Brisas y contestan que sí, pero estando allá ya no nos quieren llevar hasta Las Brisas porque ya somos pocos pasajeros. No se vale”, dice Ernestina enfadada.
Los choferes de la ruta no se tientan el corazón. Mienten primero al ofrecer un recorrido más largo. Exponen al pasajero haciéndolo caminar varias cuadras hasta su destino. El riesgo no es solo porque a veces llueve o hay mucho sol, tampoco por el cansancio físico, sino por los peligros de las pandillas existentes en el lugar y que en las esquinas esperan a las personas para exigirles monedas so pena de agredirlos.
Los pasajeros son personas con niños, señoras que traen varias cosas del Centro, embarazadas y gente de la tercera edad como Ernestina; de noche el riesgo es peor.
“Ya van varias veces que lo hacen y los dueños hacen caso omiso a las quejas. Por ese motivo pido a las autoridades competentes que tomen cartas en el asunto respecto a esta ruta”, concluye Ernestina y se marcha. Hoy no tuvo trabajo, mañana Dios dirá. Lo que tuvo fue un mal momento con el chofer de la ruta 117.
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