El automovilista circula de poniente a oriente sobre el bulevar Ángel Albino Corzo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Es temprano. Las calles lucen semivacías. Es domingo. El automovilista observa delante de su vehículo a una motocicleta. El conductor es un oficial de Tránsito Municipal.
De repente la mirada del automovilista detecta que el espacio donde debe ir la placa de circulación está vacío. El biciclo no porta lámina, el policía no emplacó al amparo de su placa y su uniforme. Su caso es el de muchos, sea con unidades oficiales o particulares.
Mientras el automovilista avanza observando y grabando al oficial, medita: El buen juez por su casa empieza. Este policía de Tránsito Municipal ha multado a decenas de motociclistas y enviado al corralón a varias motos por no tener placas, sin embargo él circula campante en su moto particular sin su lámina. ¿Quién lo multa a él? ¿Basta con tener un uniforme para ser impune? Piensa.
Llegan al semáforo de la Diana Cazadora y al menos el policía se detiene. Otros no lo hacen. Se pasan el alto, van hablando por teléfono al conducir. Si van en moto, en pareja, circulan en forma paralela, lo cual está prohibido por el Reglamento. ¿Y a ellos quién los multa? Concluye en su mente el automovilista y sigue su camino mientras el policía se aleja. Historias de impunidad al amparo de un uniforme continuarán, como ayer, como hoy, como siempre.
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