TUXTLA / Dedos de "seda" roban en el Centro de la capital

• Operan en parejas o tríos. Con manos de seda abren mochilas y bolsos de mano. Muy pocas veces la víctima se da cuenta. Hoy una mujer los descubrió.

Que el Centro es inseguro ya lo sabía ella, pero hoy le tocó vivirlo en carne propia. Dos facinerosos abrieron el cierre de la mochila. Al no hallar nada de valor, iban por el siguiente compartimento cuando fueron descubiertos. Huyeron por separado. La valiente mujer persiguió a uno, pero no lo alcanzó. En vano buscó a un policía para pedir auxilio. Reconózcalos y tenga cuidado si los ve.

Tienen sangre fría y manos de seda que rara vez la víctima se da cuenta del ilícito. Operan en parejas o a veces en tríos. Incluso unos llevan a un bebé para despistar. Actúan sin violencia. Abren bolsos de mano y mochilas.

Hoy, una dama caminaba sobre la 1ª Poniente entre la 3ª y 4ª Sur de Tuxtla Gutiérrez, cuando vio parados frente a la iglesia del Calvario a dos jóvenes sospechosos. Al verla pasar se pegaron atrás. De repente sintió el empujón. Era el distractor para abrir el segundo cierre de la mochila, Ya habían abierto el primero, pero no hallaron nada.

“Por fortuna el cierre donde llevo mi monedero va pegado a mi espalda y mi celular iba en mi bolsillo delantero del pantalón”, dijo la mujer, que había tomado medidas preventivas sabiendo del riesgo latente en el Centro de la capital chiapaneca.

Al darse cuenta del robo fallido, la mujer se detuvo, observó a los facinerosos, les tomó foto por atrás, se dieron cuenta y comenzaron a huir. Uno entró al mercado Rafael Pascacio Gamboa. El otro siguió hacia la Calle Central y 3ª Sur. Luego al verse perseguido por la valiente mujer, ingresó al mercado Juan Sabines.

“En vano busqué un policía, no vi a ninguno”, dijo la mujer, que recomendó a los peatones tener cuidado con las bandas (son varias) que operan de este modo de robo no violento.

Son astutos. En la foto se aprecia en la manga derecha de la playera de un facineroso, el borde de otra playera de color rojo, para que en caso de ser denunciados se cambian de ropa y se quitan la gorra, así no pueden ser sindicados por la víctima ni detenidos por la policía en el remoto caso de que actúen.