• La mujer atropellada perdió la vida a menos de 100 metros de la estructura metálica. La conductora podría quedar eximida.
Los autos que en otro tiempo pasan casi volando por ese lugar, ahora circulaban lentos, cual adelanto del cortejo fúnebre que quizá no tenga la mujer que yace sobre el pavimento. Y el puente peatonal, a menos de 100 metros se yergue imponente, retador y acusador. La víctima no lo usó y la mujer que conducía el auto podría quedar eximida de culpa.
El zapato derecho color negro, adelanto del luto, estaba en el carril de oriente a poniente. Justo en el sitio donde fue el primer impacto. A siete metros, quedó el auto Chevrolet tipo Onix, con el cofre abollado. Mireya, la joven conductora, no alcanzó a frenar. “La mujer toreó el auto”, dicen testigos.
Casi todos los presentes y los comentarios en las redes sociales coincidían: “¿Y el puente peatonal?”, parece estar de lujo. El artefacto fue construido porque en el lugar está la Plaza Ámbar y existe gran afluencia peatonal. Pero pocos usan el puente.
La humilde mujer (tan pobre que ni cartera o identificación llevaba) no salía de la plaza comercial. Era alrededor de las 8:00 horas. Al parecer iba a trabajar lavando ajeno. Avanzó de norte a sur, llegó a la mitad del camino y al ver la cercanía del auto en vez de avanzar, retrocedió. Ese paso hizo que Mireya se desconcertara y no frenara. El impacto fue de lleno. La pequeña mujer fue proyectada al carril contrario.
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