El niño más pequeño de la familia, el "chunquito", ayudó a su padre llevándole agua aun y cuando no le pidió ayuda. Tiene iniciativa. Y es muy cariñoso.
Cada que puede (si el padre está en casa) el chunco besa en la mejilla a su padre y le dice "te quiero mucho". Esto cada 10 minutos. Lo mismo hace con su madre. Los colma de besos y amor.
El padre sonríe al ver a su hijo feliz. Sufre al verlo enfermo. Tres veces ha estado grave, internado, al borde de la muerte. Es un milagro. Su concepción fue milagrosa.
Fue al anochecer que el padre salió al patio de la casa y notó su moto envuelta con bolsas de plástico por todos lados. No pregunto quién había sido el autor de esta obra. Sabía quién fue.
Desde bebé, su chunco era muy acomedido. Levantaba todo lo que estaba en el piso. Y ahora, con este gesto de amor, quebrantó el corazón de su padre, quien corrió para abrazarlo y besarlo.
"Gracias hijo amado. Te amo", le dijo sollozando de felicidad. Qué padre tener un hijo así. No crees?
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