Está oscuro pero el joven esconde el rostro, pues ve los celulares que le graban la cara. Al ver que buscan revelar su identidad, se agacha, voltea y hasta se tira al piso. Tiene las manos atadas. Así debería quedar por siempre, porque no le ha dado buen uso a sus extremidades superiores. Las emplea para delinquir y dañar a su prójimo.
Es de madrugada. La baja temperatura por el frente frío número 4 no impide que los vecinos se levanten y corran a la calle Luis Donaldo Colosio de la colonia Diana Laura, al sur poniente de Tuxtla Gutiérrez. El silencio fue roto por el ruido del silbato activado para alertar sobre la presencia de un ladrón. La respuesta fue inmediata. Los colonos parecen policías de los buenos.
Y con habilidad someten y amarran al sospechoso. “Intentaba entrar a una casa. Intentó robar baterías de carros. Ya lo tenemos fichado. Ha hecho lo mismo aquí y en Terán. Aquí pasó tocando las puertas para corroborar donde había gente y donde no”, dice un vecino.
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