Nueve días han pasado desde su fallecimiento y casi cinco meses del percance que lo dejó postrado a la cama de un hospital, y Rubén Stevens Juárez Cameras, quien quedara seriamente herido en el accidente ocurrido el pasado mes de julio cuando una combi del transporte público se quedara sin frenos en Tuxtla Gutiérrez, sigue sin recibir justicia.
A Rubén y su familia los dejaron solos. Ni el dueño de la unidad de la ruta 73, ni la aseguradora se hicieron responsables de sus gastos hospitalarios hasta el día de su muerte. No importó que Rubén también fuera empleado de la ruta, ni que las evidencias en video dejaran testimonio del momento exacto (de la falla mecánica) en el que la unidad se quedó sin frenos hasta estrellarse.
El accidente ocurrió el 18 julio cuando el Rubén Steven se encontraba a bordo del transporte colectivo 7301, sentado en el asiento del copiloto, para luego recibir esa misma unidad en el siguiente turno. Circulaba en bajada para salir de la colonia Chapultepec, cuando el chofer se percató que el vehículo, con más de los 10 años de antigüedad permitidos y sin seguro, se había quedado sin frenos.
Las imágenes captadas en video y difundidas a través de redes sociales mostraron a la unidad 7301 intentando sortear a los vehículos que circulaban cerca, para finalmente estrellarse con un poste. El chofer y siete pasajeros resultaron lesionados con el impacto. Sin embargo, fue Rubén quien recibió los mayores golpes de la colisión.
El joven de 23 años fue diagnosticado con estallamiento de vísceras, daño en las cervicales, entre otras fracturas y lesiones que, al cabo de cuatro meses, cobraron su vida el pasado 22 de noviembre. Según declaraciones de los familiares, ni el dueño de la unidad, ni la aseguradora se hicieron responsables de los gastos hospitalarios. Primero intentaron resolver el asunto con una “compensación menor” que no garantizaba el pago de todos los gastos médicos, para luego desentenderse por completo.
Por su parte las autoridades ministeriales y de transporte en Chiapas se sumieron en un letargo de omisión y complicidad que finalmente terminó alargando la impunidad del concesionario. Pero tampoco es algo que sorprenda. El propietario de la unidad resultó ser nada más y nada menos que Julio Chong, conocido por ser uno de los "pulpos transportistas" más influyentes de la entidad.
De acuerdo a declaraciones de la tía de Rubén, Rafaela Juárez, desde el día del accidente comenzaron las irregularidades. Pese a la presencia de heridos, nunca hubo evidencia del arribo del ministerio público, la aseguradora o el propio dueño al lugar. Además de que existen testimonios que demuestran el uso de personas allegadas al concesionario para intentar sobornar al chofer que manejaba la combi a fin de negar la relación laboral con Rubén.
Este lunes se dio a conocer que con la muerte del joven la carpeta de investigación sobre el caso (con expediente número 0536-101-0204/2021) fue finalmente reclasificada, pasando de Lesiones a Homicidio Culposo, esperando que la justicia finalmente llegue. Y es que, Rubén es el ejemplo más claro de la impunidad y la corrupción que persiste dentro del sistema de transporte público estatal, pero también de la falta de garantías para los trabajadores volante en Chiapas y el riesgo en que miles de usuario viven todos los días... así las cosas.
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