México es el país más mortífero para ejercer el periodismo, y lamentablemente no es ninguna novedad. Así consta en cifras de organismos internacionales como el Instituto Internacional de Prensa (IPI), Artículo 19 y Reporteros sin Fronteras, que colocaron al territorio mexicano como la nación donde más asesinatos contra periodistas se cometieron durante 2021, con siete homicidios.
Y es que, aunque para algunas personas parezca difícil de creer, el año pasado México superó en asesinatos contra periodistas a países como Afganistán, India y República del Congo. Es una tendencia que se ha mantenido durante al menos una década y media, sin importar el partido que ostente el poder en turno.
Para tener otra referencia reciente, en 2020 a nivel mundial fueron documentados 55 asesinatos contra periodistas, 11 de esos se cometieron en México. Es una cifra que inevitablemente ha escandalizado al mundo, pero que en nuestro país transita en el silencio y la indiferencia institucional, pero sobre todo en la impunidad.
Según datos de la organización Artículo 19, más del 95% por los crímenes cometidos contra periodistas durante la última década en México se mantiene en la absoluta impunidad. En la mayoría de los casos los autores intelectuales no han sido detenidos. Ejemplo claro de esta constante es lo sucedido con el caso del reportero chiapaneco Mario Gómez, que a más de tres años de su asesinato sigue sin sentencia definitiva y sin los autores intelectuales tras las rejas.
Apenas en octubre pasado otro periodista chiapaneco, Fredy López Arévalo, fue ejecutado en la puerta de su vivienda en San Cristóbal de las Casas. El presunto autor material de su crimen fue localizado asesinado con el “tiro de gracia”, solamente dos meses después de matar a Fredy, cerca de la frontera con Guatemala, encajuelado; intentando cerrar así un caso que ahora difícilmente llegará a su autor intelectual.
Sin embargo, lo que parecían cifras insuperables en 2020 han comenzado a encender las alarmas durante las primeras semanas del presente año. Tres periodistas han sido asesinados en México en menos de 15 días. José Luis Gamboa fue apuñalado el 10 de enero en Veracruz; Margarito Martínez cayó abatido a balazos siete días después en Tijuana; y este domingo, también en Tijuana y también a tiros, fue asesinada Lourdes Maldonado, que tuvo ocasión de contar al actual presidente de la república -en una de las mañaneras de 2019- que temía por su vida.
Tan sólo en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, según ha documentado Artículo 19, han sido asesinados 28 comunicadores. Del año 2000 a la fecha han ocurrido 148 asesinatos de periodistas en relación con su labor informativa. Del total, 136 hombres y 12 mujeres. Y es que, como Lourdes, Comunicación e Información de la Mujer A.C (CIMAC), ha documentado que en México cada 38 horas una mujer periodista o comunicadora es sujeta de algún tipo de violencia por su labor de informar.
Se trata, al menos en México, de un oficio que además de peligroso es mal remunerado, con ganancias cuantiosas que terminan en los bolsillos de los dueños de grandes medios, ajenos a la verdadera labor periodística. Por eso las manifestaciones nacionales de este martes en diferentes puntos del país, porque cada vez la situación es más crítica, la labor de informar es más vulnerada y no existen garantías para un bien público tan esencial que hoy se encuentra entre la mayor de las crisis… así las cosas.
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