Ilusionado con recibir apoyo gubernamental, Jorge depositó con dinero prestado, a una cuenta de banco Azteca. Lo estafaron.
Ella y él lucen muy delgados, enfermos, demacrados. Él porque tiene diabetes. Ella, porque casi no come. Ganan menos de 80 pesos diarios vendiendo chicles y cigarros. Pagan renta (deben seis meses). Para colmo un desalmado los estafó con un presunto apoyo gubernamental. Todos podemos ayudarlos con un "granito de arena".
Jorge quiere llorar. Su diabetes se complicó por el coraje mayúsculo que pasó ayer. A su lado su esposa, molesta repite "pero se lo dije, ese hombre me daba mala espina".
Jorge es "cangurito", al igual que su esposa. Ella se queda bajo la sombra de un árbol sobre el bulevar Ángel Albino Corzo y La Salle. Él, se va frente a la pizzería aledaña, casi en el crucero de la Diana Cazadora.
Llegan temprano y se van casi a media noche. Y apenas sacan 80 pesos cuando bien les va. Hoy, a la hora de la entrevista, llevaban sólo 20 pesos vendidos.
"Debemos seis meses de renta y ahora debemos lo que prestamos para darle a este bandido", dice Jorge muy consternado.
"Me envolvió y me pidió copias de INE, comprobante de domicilio y certificado médico, además de un depósito para gastos de 350 pesos, quería 500, pero no pude conseguir más", relató.
Don Jorge se confió porque este hombre dio su servicio en el albergue donde estuvo internado. "Fuimos con mi esposa y este señor al centro a depositar a una cuenta a nombre de Nelson Mundo Urbina, en banco Azteca".
Jorge entró a depositar y el presunto médico le pidió a la esposa de don Jorge 100 pesos más para copias, y pidió que lo esperaran, que no tardaría. Hasta hoy sigue sin aparecer. Los dejó en el Parque Central sin dinero, sin pasaje y sin comer.
Con ese dinero don Jorge pudo haber comprado sus medicamentos o abonado parte de su renta o para su comida.
"A veces comemos pura tortilla con sal. No hay para más", dice. Pero se consuela. "Creo en Dios y sé que no me va dejar solo. Me va ayudar. Si alguien de buen corazón puede y quiere echarme la mano, Dios se lo va a recompensar", dice.
Usted y yo podemos ayudar a don Jorge y su esposa. Podemos comprarle sus chicles o mejor aún darle algún apoyo altruista. Los puede encontrar todos los días, de sol a sol en el bulevar Ángel Albino Corzo casi esquina con bulevar La Salle. A veces Jorge se va frente a la pizzería aledaña, casi en el crucero de la Diana Cazadora. Hay gente perversa, como este estafador, pero aún queda gente buena, como usted.
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