Por ser alcohólico, a veces al verlo tirado en la calle le cortaban el cabello, la ropa, lo insultaban. Su familia, en cambio, lo amó y apoyó hasta el fin.
Nadie se dio cuenta, porque fue poco a poco, como Eduardo llegó al abismo del alcoholismo. Y sumergido ahí, desesperado intentó salir. No pudo.
Lo más triste y doloroso para Eduardo es que, cuando más de una vez se quedó tirado en la calle, en estado de ebriedad, la gente lo humilló. "Le cortaban el pelo, la ropa, le quitaban sus sandalias", cuenta la familia. Amén del bullying físico, algunos lanzaban improperios a Eduardo, de 61 años de edad.
Dos semanas antes del accidente, Eduardo platicó con sus hijos. Les encargó a su mamá. Les dijo que el terreno le quedaría a su esposa cuando él faltara y si lo vendían, le devolvieran lo que gastó quien se hiciera cargo de los gastos por el funeral.
"Él se preocupó por su esposa, porque en la familia somos de escasos recursos, pero aún así siempre lo apoyamos", agregan los deudos.
La otra opción que dio Eduardo es que si habitaban el terreno, fueran pagándole poco a poco al que gastó en el funeral.
"Descansó de las burlas, el maltrato y el bullying a que era sometido por algunas personas", dijo la familia que sufre la ausencia del hermano, tío, padre y abuelo.
Eduardo dejó a tres hijos huérfanos de padre y a nueve nietos que lloran su partida.
Una sobrina que labora en Tijuana, sufre porque debido a la distancia no pudo venir a Tuxtla Gutiérrez para darle el último adiós a su tío. Pero con un moño negro que dice "la familia está de luto" y que puso como foto de perfil en el watsap, ella muestra su pesar y solidaridad con la familia enlutada.
Descanse en Paz Eduardo López Gómez.
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