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martes, 10 de mayo de 2022

SI TIENES UNA MADRE TODAVÍA...


Aferrada a la cama del IMSS 5 de Mayo, Leyvi, la joven madre, no duerme, acaso cierra los ojos para hacer una oración. Su hijo de tres años de edad arde en fiebre y aún no saben la causa. Después vivirá el mismo calvario con su hija. En ambos casos no come, no duerme, no descansa... Pero nunca se queja ni reniega. Es una guerrera, es una mujer de una pieza, es una madre.

El cuerpo frágil de su pequeño tiembla. Es tan delgado, tan indefenso. Lo han bañado para intentar bajarle la fiebre. Así lleva 16 horas, empapado con las sábanas mojadas y el clima del aire acondicionado. No pueden darle medicamentos hasta saber qué tiene.

Cuando por fin saben la causa de la enfermedad, recomiendan ayuno de 8 días. El pequeño llora porque tiene hambre, no entiende el motivo del ayuno. Y la madre ayuna con él. Por fin, a los 8 días el niño es dado de alta, recuperado. La madre llora de felicidad.
La historia se repite poco después con su hija menor. El problema es mayor. Le detectan Púrpura Trombocitopénica Idiopática. El peligro es mayúsculo, el medicamento caro y escaso. La madre pasa más noches en vela junto a la cama de su princesa. Ora por y con su hija. Le da ánimos. Le canta al oído. Le transmite fe y esperanza. Su temple de acero le mantiene estoica en medio de la turbulencia emocional que derrumbaría al más fuerte. Pero ella no se doblega, es un Roble. Su secreto? El amor de madre.

Leyvi tiene una madre, Rosalía, y una suegra, Gregoria, de quienes heredó y consolidó su carácter.
De Rosalía, con 65 años de edad, los vecinos de la colonia Arroyo Grande dicen que de todos "es la única que va ir al cielo", porque encarna el amor. Su amor de madre le lleva a ser paciente, misericordiosa, perseverante con sus hijos y con sus semejantes.
A Gregoria, de 82 años de edad, sus hijos acaban de celebrarle su cumpleaños y hoy irán a consentirla. Su canto favorito es "NUNCA TE RINDAS". Y lo ha vivido. Es una guerrera. Tiene autoridad moral para decir "Nunca te rindas".
A los 13 años comenzó a padecer una enfermedad que le ha acompañado día y noche durante casi 70 años.
A ese malestar se han sumado otros como perder un ojo y casi no ver en el otro, aunado a un fuerte dolor constante en el único ojo "bueno" . Hace mucho tiempo que tiene reseca su boca y no siente sabor. Estuvo a punto de morir de neumonía.
Sufrió el agudo dolor que traspasó su corazón al ver bajar a la tumba a su amado esposo en 1981 y a su amado hijo.
Ella pudo haber claudicado o renegado en alguna de esas situaciones adversas, pero como Job se ha mantenido firme, estoica, porque se ha afianzado de Dios.
Entre sus dos cantos favoritos uno es "Nunca te rindas". En la reunión familiar reciente lo entonó. Con su boca reseca y falta de aire no podía seguir, pero no se dio por vencida. Nunca se ha rendido. No lo
hará. Y tú?
Seguro tú tienes, eres o conoces una madre así. Vaya, pues, desde este espacio, un humilde, pero sentido tributo a las mujeres que han crucificado el yo, anteponiendo el bienestar de sus hijas e hijos al suyo propio.
Para esas guerreras indomables, que han peleado con uñas y dientes, que han trabajado arduamente como padre y madre por dar alimento, cobijo, salud y educación a sus hijos, una sincera felicitación.
Y para ti que eres hijo e hija, medita en este poema.
SI TIENES UNA MADRE TODAVÍA...
Si tienes una madre todavía,
da gracias al Señor que te ama tanto,
que no todo mortal contar podría,
dicha tan grande ni placer tan santo.
Si tienes una madre...sé tan bueno
que ha de cuidar tu amor su paz sabrosa, pues la que un día te llevó en su seno, siguió sufriendo y se creyó dichosa.
Veló de noche y trabajó de día
leves las horas en su afán pasaban,
un cantar de sus labios te dormía,
y al despertar sus labios te besaban.
Enfermo y triste, te salvó su anhelo
que sólo el llanto por su bien querido
milagros supo arrebatar al cielo,
cuando ya el mundo te creyó perdido.
Ella puso en tu boca la dulzura
de la oración primera, balbucida
y plegando tus manos en ternura,
te enseñaba la ciencia de la vida.
Si acaso sigues por la senda aquella
que va segura a tu feliz destino,
herencia santa de la madre es ella,
tu madre sola te enseñó el camino.
Mas si al cielo se fue...y en tus amores
ya no la harás feliz sobre la tierra,
deposita el recuerdo de tus flores
sobre la fría loza que la encierra.
Es tan santa la tumba de una madre,
que no hay al corazón lugar más santo, cuando espina cruel tu alma taladre, ve a derramar, allí, tu triste llanto.
Heinrich Neuman Aleman

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