Levantan el vuelo anímico que le significan las ayudas recibidas. Aunque esporádicas y exiguas, les permiten avanzar un poco
Recibo la llamada de Melissa Cigarroa, mamá de Luis Ángel. "Ya se va a descargar mi batería. Estoy aquí", alcanza a decir. Ella se refiere al hospital pediátrico. Angelito tuvo cita con la oftalmóloga.
El sol alumbra con intensidad y Angelito esconde su carita. "Le hace mal la luz del sol, tiene sus ojitos llenos de carnosidad, apenas mira un cinco por ciento. La doctora me recomendó un lente especial, pero cuesta de cuatro a cinco mil pesos", dice Melissa. "Con sacrificio compré una gota de 500 y otra de 200 pesos. Se le inflaman sus ojitos y llora mucho mi bebé, se desespera", enfatiza la guerrera Melisa.
El niño se pone inquieto durante la charla con su madre. "Lo tengo con fiebre y diarrea. Así quedaron sus hermanas también", agrega.
Angelito tiene dos años de edad y también varios padecimientos. Ha luchado por vivir. Sus padres están luchando con todo para ayudarlo a seguir adelante, pero sus exiguos recursos se agotan.
Este día, ella se sincera "Sólo tengo para el pasaje de regreso hasta Tonalá, 180 pesos. Pero de ahí a la ranchería donde vivo son 250 más. Y no tengo". Pero confía en Dios que alguien la apoyará. Y esa alguien llega.
La fe de Melissa mueve montañas. "El de arriba lo puede todo", dice mirando y señalando al cielo. Cuando ella está a punto de derrumbarse por ver mal a su hijo y no tienen dinero, Melissa corre a llorar a la iglesia de San Judas Tadeo, que está enfrente de su casa. Ahí abre su corazón ante Dios. Ante sus hijos se muestra fuerte. Así debe ser.
La familia de Angelito vive en la rancheria La Laguna, municipio de Tonalá, Chiapas. Hay poca señal de telefonía. Melisa tiene que ir a pedir Internet con Adelita, una amiga.
Para hacer una llamada normal debe viajar hasta Tonalá, a 50 minutos de camino. Para tener señal y enviar mensajes tiene que comprar Internet, pero llueve y se va la luz cada rato. Pará colmo si teléfono es viejito, la batería está inflada y no aguanta mas que unos minutos y se descarga, dice Melisa. Lo hemos comprobadomSu situación es complicada por todos lados.
Recapitulando el calvario que han padecido Angelito y la familia, Melisa cuenta que Luis Ángel nació el 2 de abril del 2020, en el hospital de Tonalá, Chiapas.
Su alegría se tornó en preocupación cuando el bebé no podía ser amamantado. Nació con una fisura facial y labio paladar hendido unilateral izquierdo completo y labial derecha incompleta.
"Mi Angelito se ahogaba al comer, al tomar su leche. Sufríamos juntos", recuerda. El problema se agigantó a la hora de buscar ayuda.
"Cada puerta que tocaba y abría era puerta que me negaban ayuda por el problema del Covid-19 y la pandemia.
Así que no me quedó de otra que pagar mi consulta a mil pesos con la doctora, cada mes, para que revisaran a mi Angelito", agrega Melisa.
El gran problema es que Melisa no contaba con dinero. Olger Ovando Villanueva, esposo de Melisa, se dedica a la pesca. "A veces hay y a veces no. Pasamos hambre. Tenemos otras dos niñas de ocho y cuatro años. Para colmo sufro de los nervios y de la presión baja", explica. Esta semana no hubo nada de pesca. No tienen ni un peso. Y Angelito debe venir a sus citas a Tuxtla. Son varias. Sólo de pasaje ida y vuelta son casi mil pesos.
Los problemas de alimentación de Angelito continuaban. Así que a los dos meses de nacido le compraron una placa para que pudiera tomar su leche. Eso costaba mil 500 pesos. A los seis meses requirió otra placa que costaba dos mil 500 pesos.
Además le compraron su mamila especializada para bebés con labios leporinos y paladar hendido que costó mil 500 pesos y el chupón a 250 pesos. Se llama mamila pigeon.
Escribirlo es fácil, pero juntar el dinero fue muy difícil para el padre y la madre de Angelito.
"Hasta que llegó el gran día de operar su labio y nariz, fue el 23 de febrero del 2021. Y su paladar se lo operaron el 30 de noviembre del 2021, gracias al patrocinio de la fundación Mobile Surgery Internacional (MSI).
Actualmente Angelito se encuentra en tratamiento de ortopedia prequirúrgica para hacer el cierre labial y palatino con aparatología ortopédica.
También lo están viendo por sus ojitos y recientemente le dieron papeles para ir al Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) para que ayuden a Angelito a hablar y caminar. También a comer.
"Tengo a mi bebé de cita en cita. La última vez me dijeron que mi Angelito puede tener retraso mental y autismo. Mi cabeza ya no tiene lado, quiero ver bien a mi hijo. Toy triste, pero le echo todas las ganas" dice a punto de llanto.
La charla termina y la ayudo a cruzar la calle. Ella no conoce el CRIT, es primera vez que irá. Llegamos a la entrada del patio de acceso y el legalista policía privado pide hasta las perlas de la virgen: Carnet, referencia, ente otros. Le explico que es la primera vez y que va enviada por doctores del Hospital Pediátrico. Cuando por fin accede, obliga a que caminen por el sol, cuando hay un pasillo techado por el que pueden ir. "No seas legalista amigo, el niño está mal, le afecta el sol", le digo. Y nos permite caminar por el pasillo techado.
"Pero sólo puede entrar una persona", agrega. "Sólo la dejo en la entrada y salgo, es que no conoce", le digo. El segundo policía de la entrada al edificio al vernos corre, pero no para apoyarnos. Cual si fuéramos delincuentes nos impide el paso y bombardea con interrogatorio digno de la Policía Especializada.
Aún cuando le explicamos con peras y manzanas que es la primera vez, insiste en pedir el carnet de citas. Por fin entiende y dice " Ah, vienen a pedir información". Y sólo permite pasar a Melissa.
Nos despedimos. Aún no sabemos qué respuesta obtuvo. Ojalá abran las puertas para Angelito.
Angelito y su madre levantan el vuelo anímico que le significan las ayudas recibidas. Aunque esporádicas y exiguas, les permiten avanzar un poco. La necesidad es mucha y los recursos pocos. Otro empujoncito, un granito de arena más, no les caería mal.
Para ayudar, contactar a Melissa, madre de Angelito, al 966 101 2321. Tal vez tenga problemas para comunicarse por lo que ya le explicamos. Insista por favor.
Melisa nos da su tarjeta y hace su oración de fe. El número de cuenta es 4169160472831867 de Bancoppel. "Tengo fe en mi Dios y en la gente que me ayudarán", dijo Melisa. No invalidemos su fe.
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