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domingo, 7 de agosto de 2022

TUXTLA / Si Él cuida de las aves...cuidará también de ti

Altruista comerciante da bajos precios a los clientes y mantiene a decenas de palomas en el mercado San Juan.


Las palomas llegan confiadas a comer, como cada mañana. Siguen siendo silvestres, pero casi se sienten de la familia. Así las hace sentir el amable dueño del local comercial del mercado San Juan. Aún queda gente de buen corazón.
El hombre hace cuentas al fondo del local. Su ayudante despacha a los clientes. Algunos piden maíz, otros azúcar o alimento para perros o gatos.
El local se ubica afuera del mercado San Juan, a un lado del pasillo del lado sur, sobre la avenida Juan Sabines, en la colonia Bienestar Social de Tuxtla Gutiérrez. Parece un local como los demás, pero no lo es. La gente y las palomas notan la diferencia.
La gente compra ahí porque los precios son bajos. El azúcar, maíz, aceite, huevo, chile ancho, piñas y alimento para perros y gatos cuestan hasta cinco pesos menos que en otro lado. Siempre tienen clientes.

Pero lo que llama poderosamente la atención es que el comerciante coloca los costales con maíz y alimentos para gatos y perros con la boca abierta, sobre la acera, afuera del local. La gente pensaba al principio que era para ahorrar tiempo y evitar la demora en abrir y cerrar. No es por eso.
Un aleteo se escucha de repente. Luego un segundo y tercer aleteo. Cuatro palomas se meten al costal de alimento para gatos. Otras cinco llegan después y hacen lo propio en otro costal de alimentos para gatos. Buscan los más menudos y los tragan entero.
Como atraídas por un imán llegan decenas de palomas, cada grupo elige un costal. Otras se van a buscar maíz.
"Oiga, el maíz amarillo está muy menudo, parece palomero", dice una señora al despachador. Este sonríe y le contesta "Lo es señito, lo es". Ella no entiende y encoge los hombros desconcertada. El maíz no es para hacer palomitas, sino para hacer pozol o darle a los pollos.
Algunas palomas se asustan con el paso de los peatones y vuelan, pero retornan rápidamente a su costal.

Lo interesante es que ni el comerciante ni sus ayudantes hacen nada por correr a las decenas de palomas. Parece como si fueran invisibles.
"Seguro es porque están muy ocupados. Por eso no las corren. Orita que despachen maíz las van a correr", comenta un cliente en voz baja. Pero pronto se percata de su error. El ayudante llega al costal de maíz para despachar y las palomas no se asustan con su presencia. Salen del costal, pero se quedan cerca. El joven despachador hace entonces algo impensable: tira como un kilo de maíz al piso para que coman las aves mientras él despacha y les estorba en el costal.
La gente no lo puede creer. Las palomas han comido mucho "robando" alimento para gatos y maíz, pero el ayudante les da más. "¿Estará loco?" se preguntan algunos. "¿Se lo irá a cobrar el patrón?" preguntan otros.
Ni una ni otra cosa. El joven no está loco ni se lo cobrará el patrón. Él hace eso por instrucciones del dueño del local, que es un hombre de buen corazón.
Lo que pocos saben es que a diferencia de otros comerciantes que pelean hasta el último centavo al comprar y le suben lo más que pueden al vender, que alteran las pesas y dan kilos incompletos, este comerciante es diferente.
Tiempo atrás, el dueño del local aledaño al del comerciante altruista, donde venden sandía y papayas, terminó con su vida. Teniendo solvencia económica no le hallaba sentido a la vida. Y cortó el delgado, frágil hilo de la existencia.
Esto hizo reflexionar al ya de por sí buen comerciante vecino del extinto locatario y abrió más el compás de la bondad. Y así ha encontrado sentido a la vida. Tiene un local próspero, una linda familia y goza de buena salud.
Tal vez no se llama Juan, pero podría ser un "San Juan", como el mercado, como don Juan Sabines Gutiérrez que da nombre a la calle del local diferente.
Ese hombre es diferente, el local es diferente, las personas y las palomas lo saben y llegan confiados a todas horas. Es un lugar donde hay amor por otros, más que por sí mismos. Es un lugar donde el maíz y también los alimentos para perros y gatos son "palomeros", no se hacen palomitas, pero dan de comer a las hermosas aves del cielo.
Ellas no pueden sembrar ni cosechar, no pueden trabajar para tener el sustento diario, pero el Padre celestial cuida de ellas y en la tierra tiene ángeles encarnados que como instrumentos humanos cuidan de sus criaturas y de su creación. Y si Él cuida de las aves...cuidará tambien de ti.
En el espacio hay un lugar denominado agujero negro. Es un sitio de silencio, oscuridad y muerte. Es capaz de absorber un planeta entero. Absorbe incluso la luz, por eso es llamado agujero negro.
En cambio el sol, astro rey, da luz, da calor y hace posible la vida en la tierra. Amor es dar, egoísmo es recibir. Amor es luz, egoísmo es oscuridad. Amor es vida, egoísmo es muerte. Por eso es que el maestro de maestros, Jesús de Nazareth, dijo "más bienaventurada cosa es dar que recibir".
Hay quienes viven en abyecta oscuridad. Hay quienes han pasado de oscuridad a luz, de muerte a vida. En nombre de los clientes que reciben buenos precios y de las palomas alimentadas altruistamente cada día, desde este espacio le decimos a este comerciante: "GRACIAS".

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