— Hola amor, sí, soy tan fregón que puedo manejar con una mano e ir hablando contigo.
¿Que me puede ver Tránsito? No creo, esos andan en otros jales. Tu tranquis mi alma.
¿Que temes me pueda accidentar? El camarada de la 115 tuvo mala suerte. Yo ando mi pata de conejo y la buena suerte va de mi lado. Si no mírate, te tengo a ti mi amor.
Que le ecge gsbaa6. Claro. Ya peiné a dos marrullas. Le puso galán al pedal aunque griten los pasajeros. Me emociona verlos gritar. No caso les hago a las tías que me gritan cafre. Bajese si no le gusta, les digo y les tapo la boca.
Bueno tesora, te dejo. Va a subir pasaje y le voy a meter pata. Debo sacar la cuenta y ya me viene pisando los talones el de la competencia. Orita lo peino.
Te veo luego pa ir a cenar. Eres mi reina. Cuelga tú... no tú, tú... Bueno los dos al mismo tiempo.
Tener distractores mientras se conduce, como hablar por teléfono (sea con manos libres o no) textear, cambiar música en el estéreo, ver película en la pantalla (unos instalan en el tablero) platicar con el copiloto, entre otras, equivale a tener ebriedad en segundo grado. Disminuyen los reflejos. Comprobado.
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