Estefanía Martínez Matías, tenía 22 años y estudiaba enfermería en la Universidad Maya de Tuxtla Gutiérrez. Había migrado del municipio de Ángel Albino Corzo hacia la capital chiapaneca para estudiar su carrera universitaria y laboraba en una boutique de ropa para costear sus estudios. Ahí fue vista por última vez por sus compañeras de trabajo el pasado 30 de octubre cuando se notificó su desaparición.
De acuerdo a testimonios de sus mismas amigas, ese domingo Estefanía salió a eso de las seis de la tarde de su empleo. Les comentó que acudiría a una fiesta en la colonia Las Granjas para luego irse a su domicilio en el fraccionamiento Real del Bosque. Según declaraciones, el último contacto remoto que tuvieron con ella fue a las 21:00 horas. Después ya no volvió a tener comunicación.
Desde entonces fue una semana entera de búsqueda, manifestaciones y denuncias sobre anomalías en las versiones de quienes declararon sobre la desaparición. “(El amigo que la acompañaba) ha cambiado su versión tres veces. Primero diciendo que la fue a dejar en un carro prestado y luego que la mandó en un taxi”, afirmó una de sus amigas durante las movilizaciones para pedir agilizar la localización.
Carteles, fotografías y fichas de búsqueda, elaboradas por amigas y familiares, se propagaron en redes sociales y medios de comunicación. No obstante, la fatal noticia llegó justo seis días después. El cuerpo de Estefanía había sido localizado en las inmediaciones de la carretera Tuxtla Gutiérrez – Emiliano Zapata, muy cerca del fraccionamiento habitacional donde residía. Según versiones extraoficiales, el cadáver tenía ya varios días de descomposición, por lo que seguramente su muerte se habría dado sólo unas horas después de su desaparición.
Hoy el clamor es de justicia para Estefanía. Y es que, las sospechas sobre inconsistencias entre las declaraciones de los testigos fueron señaladas desde la semana pasada. Aún no hay claridad sobre qué vehículo trasladó a la joven estudiante rumbo a su casa y quién lo conducía, por lo que la familia y sus amigas piden ya se agilicen los procesos de investigaciones y los testigos participen en el esclarecimiento de los hechos desencadenados la noche de ese domingo 30 de octubre.
Sin embargo, Estefanía no es la única víctima de la violencia de género que aún espera justicia en la entidad chiapaneca. De enero a octubre del presente año 40 mujeres fueron víctimas de feminicidio en Chiapas, lo que mantiene a la entidad como uno de los estados más violentos y letales para las mujeres en México. Así lo dieron a conocer organizaciones feministas en el marco del pronunciamiento por las víctimas que se realiza desde hace seis años durante los primeros días de noviembre.
Y es que, no se trata de un problema que se haya aminorado con estrategias gubernamentales como la Alerta de Violencia de Género. De acuerdo a datos de los propios colectivos feministas, desde que se activó la estrategia federal de la Alerta, las cifras oficiales en Chiapas pasaron de un promedio de 150 expedientes anuales de feminicidio en 2016 a 200 casos durante el último año.
Los más doloroso de esto es que la gran mayoría de los casos permanecen en la impunidad. Por eso la necesidad de no cesar en la exigencia de justicia, pero sobre todo en la aplicación de políticas públicas que rompan de origen con la violencia sistemática hacia las mujeres; por Estefanía y por todas las víctimas de un país feminicida donde lamentablemente alrededor de 10 mujeres son asesinadas cada día… así las cosas.
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