Todo indica que padece de sus facultades mentales.
Dejó de arder la veladora que iluminaba la imagen del justo juez dentro de la reja de madera, bajo un techo de plástico, a un lado de Nancy. Parece una metáfora de lo que puede ocurrir con la mujer que hasta ahora tenía la simpatía de algunos que la apoyaban. Son varios los que coinciden, y nos tocó comprobarlo, que Nancy tiene problemas mentales y eso ha incidido en su ausencia laboral y no todo es como se pensaba.
Nancy asume una actitud de cerrazón y odio. Prohíbe que se le tomen más fotos. Rehusa hablar. Incluso a quien llega a ofrecerle ayuda los rechaza y desprecia. A veces insulta. Al principio muchos pensaban que sólo era mal carácter de Nancy o que estaba resentida por los sinsabores y los maltratos de que había sido objeto en su etapa laboral o en su convivencia diaria con los vecinos.
Ahora se han dado cuenta de la realidad: Nancy tiene problemas mentales. Eso lo confirman quienes la conocen. Aseguran que sufrió un accidente en su domicilio, se golpeó la cabeza y a partir de entonces comenzó a tener lapsos de incoherencias.
Aún así, dicen quienes la conocen, que le mantuvieron su espacio laboral en el Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Tuxtla Gutiérrez, pero fue ella quien empezó a ausentarse voluntariamente.
Es más aseguran que también se le ha apoyado para llevarla a un centro psiquiátrico, pero esto no ha sido posible, primero porque ella no consiente y luego porque no cuenta con familiares que la respalden.
Una breve entrevista con Nancy nos basta para percatarnos de que tiene problemas mentales. Durante la pequeña charla ella habla precisamente de que la corrieron del SMAPA y no la liquidaron. Pero luego se contradice cuando asegura que le depositaron 80, 000 pesos en el banco, pero no pudo retirarlos y que no era eso lo que le corresponde como finiquito, que era más.
Afirma que un licenciado del sindicato la asesoraba, pero luego éste le hizo proposiciones indecorosas. Cuando llega un hombre y le deja un apoyo, ella lo rechaza y todavía lo insulta. Asegura que quieren comprarle su cuerpo con 200 pesos. Dice que ella que no es prostituta, que no va a aceptar ayuda porque quieren cobrarse a la mala.
Luego asegura que "en la décima poniente está la fiesta, donde las mujeres se están ofreciendo, donde se realiza una orgía sexual. Habla de la décima Poniente Norte, mas no especifica qué lugar, y así como ésta varias expresiones que denotan sus problemas mentales.
"Ella sí trabajó en el SMAPA, la mandaron a descansar durante la pandemia y ella ya no regresó, cuando llamaron a todos de nuevo", aclara una vecina.
Explican que la ausencia de Nancy se debió a que sufrió un accidente cuando aún trabajaba. Cayó del segundo piso de una casa donde rentaba y a partir de entonces ya no está muy cuerda", agrega.
Otras voces afirman que a veces Nancy "es necia y no se deja ayudar. Ella siempre comentó que no tenía familia. Que es cleptómana, eso decían en el SMAPA".
Otros indican que la corrían de las casas por que no pagaba las rentas.
Hay quien asegura que el SMAPA sigue depositándole su sueldo, "pero su cuenta está congelada hasta que llegue una persona que se haga responsable de ella".
"Pasé a verla y ella me comentó que fue al banco porque el SMAPA le dijo que su dinero ahí estaba y en el banco le dijeron que la tienen reportada como muerta. Aun cuando llevó su INE, incluso con el apoyo del DIF no se pudo hacer nada para que le liberen su dinero ", explica otra persona.
Son varios los que coinciden en que Nancy está mal de sus facultades mentales, que ya varias veces le van regresando su trabajo, pero ella deja de llegar y por ende eso es recesión de contrato.
También la han querido llevar a una clínica para que reciba tratamiento psiquiátrico, pero no tiene familia y al no haber quién se haga responsable para estar pendiente de ella, no la pueden internar.
Nancy sigue sentada sobre su cubeta de plástico con un poco de tela para evitar la molestia de estar tanto tiempo sentada. Y la poca paciencia que parecía tener se le ha acabado.
Y echa malhayas contra el hombre que la corrió de donde rentaba. "Me robó mis muebles, mis aparatos electrodomésticos, mis autos, todo se quedó allí porque no tenía dónde llevarlos", acusa. Parece inverosímil.
En la esquina de la 11 Sur y 3a. Poniente, se observan dos cajas con despensas, productos lácteos como atún, salsa, mayonesa galletas, entre otros productos. Nancy dice que se lo llevó personal del DIF Municipal, pero no lo quería comer. Pensaba tirarlos.
A su lado varias rejas de plástico en las que tiene algunos recipientes, pocos trastes. No tiene estufa ni cómo cocinar por eso le llevan alimentos enlatados y envasados.
Sigue sufriendo el calvario de no tener un sanitario para satisfacer sus necesidades fisiológicas ni un sitio para bañarse. A veces espera la noche para hacer pipí en el terreno donde subsiste. "Pero me insultan, me dicen que soy hombre y que me tapo para esconder mi miembro viril", dice enojada.
Tampoco quiere que le regalen una colchoneta para acostarse. Es que me la roban. Mejor así dice. Y se la pasa sentada, viendo transcurrir el tiempo inclemente.
Los que pasan por la 3a Poniente y 11 Sur del Barrio San Francisco, en Tuxtla Gutiérrez, donde Nancy ve pasar la gente, los autos, los minutos, las horas, los días y las noches, a veces quieren apoyarla, pero se topan con el muro infranqueable de su cerrazón y coraje.
Por ello los vecinos, que de vez en cuando le tienden la mano, conmovidos por su situación primeramente piden ayuda ciudadana, para que quien pueda y desee la visite y le lleve un poco de ayuda.
A pesar de su cerrazón y de su presunta locura, hay un ingeniero de una conocida constructora en Tuxtla Gutiérrez que tiene buenos planes para Nancy. Primero él ofreció pagarle un cuarto cercano a donde se encuentra en el Barrio San Francisco. Fue personalmente a verla, pero ella no quiso el cuarto, pedía el dinero en efectivo. ¿por qué motivos? no lo dijo, pero rechazó la oportunidad ofrecida. También se le ofreció trabajo y ella prefirió no aceptarlo; tampoco se conocen los motivos.
Ahora el ingeniero altruista, aunque un poco decepcionado por la reacción de Nancy, no quiere quedarse cruzado de brazos. Él cree que Nancy ya siente con apego hacia ese lugar por ser dos años de estar allí y entonces el ingeniero tiene el plan de construirle una galera en ese lugar a Nancy, con paredes de madera, piso de cemento y un baño (especie de letrina techado con láminas).
Está dispuesto a hacerlo de manera gratuita, desinteresadamente, pero se requiere de la autorización del dueño de ese lugar y no se tiene identificado.
De este último ofrecimiento no tiene conocimiento. El ingeniero anónimo no se lo dijo, fue ante este medio que la persona de buen corazón planteó la propuesta y ahora se hace extensiva y pública para encontrar al dueño de ese predio y pueda brindarle el permiso al ingeniero, para apoyar a Nancy con una pequeña galera donde pueda guarecerse del frío, del sol y de la lluvia, y donde pueda tener mayor seguridad con sus pocos objetos personales y de poco valor que le quedan.
La veladora ya no arde. Luce apagada la imagen del Justo Juez que está a un lado. Las flores marchitas se secaron. Nancy ya no tuvo dinero para renovarlas.
A sus ex compañeros de trabajo, a sus ex vecinos, a los que la conocen les duele mucho ver a Nancy en esta situación paupérrima, desesperante, queriéndola ayudar y que ella no lo permita, queriendo internarla en un centro psiquiátrico y por falta de familiares no proceda su aceptación. Ellos también sufren al verla sufrir a ella. Hay empatía, hay solidaridad, pero faltan otros factores.
Que Nancy requiere ayuda, no hay duda. Por eso, aunque ha maltratado a varios, aunque ha rechazado la ayuda, aunque se niega a mudarse de allí, aunque rehusa ser internada en un centro para enfermos mentales, la gente sigue visitándola y ayudándola. Ella necesita ayuda, no críticas, ni reproches ni señalamientos. Sigamos ayudando a Nancy, por favor.
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