TUXTLA / Reserva dañada por la mano del hombre

Unos la cuidan, otros deforestan. La policía realiza patrullajes esporádicos.

El ambiente luce triste, desolador. La otrora esmeralda verde se ha tornado en cobrizo desértico, y no es por el otoño recién pasado, ni por el invierno actual; tampoco es por la sequía prevaleciente, es la mano del hombre que ha causado estragos en la reserva Cañón del Sumidero. Unos la cuidan, otros deforestan. La policía realiza patrullajes esporádicos.

"Apenas se celebró el Día Mundial de la Educación Ambiental, pero en muchos lugares ni siquiera ese festejo despertó conciencias. Siguen aletargados en el sopor de la indiferencia, apatía y hasta ecocidio", dice Edmundo Rodríguez, habitante de la colonia Paulino Aguilar.

Como él, vecinos de las colonias aledañas a la falda del Cañón del Sumidero están preocupados y denuncian, pidiendo a las autoridades volteen a ver la problemática existente. Dicen hay muchos taladores, saqueadores, ecocidas. Y lo prueban con imágenes.

Una de las fotos muestra el ambiente seco y también árboles talados. Otra imagen muestra a personas haciendo leña y acarreándola a la orilla de la carretera.

Lo que preocupa más es que un elemento policial pasa a un lado de la mujer y mira de reojo la carga de leña apilada en la orilla del camino, pero no dice nada, no actúa, no puede hacerlo, "es madera muerta", dice. Ellos actuarían en caso que hayan talado un árbol verde, vivo, asegura, pero el árbol verde fue talado previamente. "Es plan con maña, primero lo secan y luego lo leñan. Hay estrategia y astucia para actuar. Es ahí donde se debe actuar", agrega Edmundo y por ello el grito de los vecinos que aseguran esto es de todos los días.

En la reserva del Cañón del Sumidero colindan colonias como San Pedro Progresivo y Paulino Aguilar. Los vecinos de dichos asentamientos dicen haber denunciado, pero nadie los escucha ni actúa.

"La tala y saqueo de madera no sólo ha afectado a la flora y fauna sino también a los habitantes, es triste ver que ya no hay animales como antes, han dejado de aparecer la chachalaca y gavilanes, el único animal que vemos ahora es un gato deambulando por conseguir alimento sin tener éxito", dice Eugenio Castillejos, de la colonia Paulino Aguilar.

De repente, como si Eugenio hubiera invocado a los policías, aparecen patrullas policiacas. Las dejan hasta donde pueden y los oficiales siguen a pie.

"Buscamos inhibir actos delictivos contra paseantes y a la vez disuadir delitos ambientales", dice el comandante policiaco. "Sólo llegan para la foto", dice un habitante de las faldas del Cañón del Sumidero.

Una imagen satelital reciente mostró que Chiapas, aún cuando ha sido herido por la tala ilegal, sigue siendo un pulmón para México y para el mundo. Con sus selvas, su sierra y sus bosques aporta aire limpio y energía hidroeléctrica para todo el país.

El recorrido pie tierra de policías se realiza en las inmediaciones del lugar, tales como el fraccionamiento Vida Mejor, colonia El Refugio y Nuevo Bochil. Ahora eligieron Paulino Aguilar.

Pero es en las zonas pegadas a la reserva ecológica donde la gente acusa ineficiencia de la vigilancia, cuando son ellos mismos los autores de lo que acusan.

"Ni vigilan bien, es sólo para la foto que posan y se van. Aquí hay bastante tala de árboles, está todo pelón", exclama Rigoberta "N", asentado en los límites de la colonia Las Granjas.

Hoy el lugar no parece que fuera una reserva, no parece estar cerca de un majestuoso río, no parece Chiapas, no parece que el ser humano aquilate su ambiente, su casa. No la cuida como tal. Urge más educación ambiental.