Los comensales tuvieron que pagar aunque no probaron un bocado. Faltó que les exigieran propina.
El matrimonio llegó al local comercial ubicado en la 11 Poniente y Avenida Central de la capital chiapaneca. Pidieron una parrillada para dos personas y dos aguas de horchata.
Les sirvieron y cuando se disponían a dar el primer bocado, uno de ellos exclamó asombrado. En el tazón de los frijoles charros, con la comida, había una cucaracha. Los comensales lo reportaron a los empleados del lugar, quienes no estuvieron dispuestos a hacer el cambio de platillo. Tampoco el matrimonio lo hubiera aceptado.
Los consumidores afectados alertan a la ciudadanía para que tengan cuidado con este local y con otros, pues ya se ha vuelto común que en cada platillo servido se encuentran cucarachas, esta vez estaba una nadando en los frijoles charros.
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