Un hombre la vigila, sentado, mientras ella abre y cierra la puerta de la tienda Oxxo en Calle Central y 1a Norte.
Su mirada está cargada con un dejo de tristeza. Y con una visión borrosa contempla el incierto porvenir. No ve estudio, no ve juegos, no ve nada de lo que un niño espera recibir a su edad y que tiene derechos. Este 30 de abril seguramente celebrará abriendo la puerta de la tienda Oxxo como cada día.
Una mujer observa desde su vehículo. Tiene ganas de salir, gritar, actuar. Pero seguro sería tomado como una acción antisocial y capaz hasta la policía llamen para detenerla. Por ello se contiene. Pero toma su celular y capta el momento que indigna. Toma fotos a la niña de unos nueve años de edad.
No es normal que una niña esté trabajando, no es normal que sea su propia familia quien la someta a estos trabajos. No es normal que ella pase todo el tiempo en la calle, trabajando, cuando debería estar estudiando o divirtiéndose en casa con sus amigos. No es normal que el hombre sano, bueno, joven, esté sentado contemplando o cuidando a la niña para que no se escape o no deje de trabajar.
Por eso la mujer se indigna mientras contempla la escena desde su vehículo. Por eso graba el momento y lo comparte para que a través de la presión en redes sociales las autoridades del ramo actúen y pongan un hasta aquí a esta avalancha de injusticia, de explotación infantil.
Seguramente el 30 de abril estará en la misma puerta de la misma tienda, en la misma calle, en la misma ciudad. Su suerte seguirá siendo la misma. No hay quien marque un antes y después en su vida. Pero urge que alguien actúe. ¿Quién lo hará?
No hay comentarios:
Publicar un comentario