La madre de Ulises apenas tiene 18 años. Se embarazó de 14 y tuvo a su bebé a los 15. "No lo querían", acusan vecinos. También la condena su conciencia.
"Dejen que mi hija salga para despedirse de su hijo", repetía la mujer desconsolada cada vez que alguien le llamaba por teléfono para ofrecerle ayuda en este día lunes. La abuelita de Ulises se oía desconcertada, desorientada. Quedó mal de la mente, dicen, después del shock emocional de ver a su nieto mu3rto y a su hija detenida. Su hija es muy joven, aseguran. Apenas tiene 18 años de edad. Tuvo a su bebé cuando tenía 15 años. Era apenas una adolescente. El padrastro tiene 22 años.
"Quizás nunca quiso tener a Ulises", aseguran. Era muy joven cuando quedó embarazada. Casi una niña. 14 años de edad. A los 15 dio a luz, ahora tenía poco más de 18. El angelito tenía 3 años y 2 meses. "No lo quería. Nunca lo quiso. Por eso no lo atendía, por eso no era su prioridad, por eso no le importó verlo golpeado y tirado", dicen.
Pero a la abuelita de Ulises eso no le interesa. Ella repetía vez tras vez "dejen libre a mi hija. Dejen que se venga a despedir de su hijo". En cada llamada que recibía la abuelita de Ulises mostraba su desconcierto mental. No hilaba bien las frases, las palabras. Aún así, aseguran que fue la que reclamó el cuerpo de su nieto en la Fiscalía. Y fue quien ofreció inicialmente el terreno en el panteón ejidal de Terán. Pero finalmente fue otra familia, doña Matilde y su hija Jaqueline quienes se hicieron cargo ofreciendo el lote de Jardín San Marcos.
Lamentablemente algunos quisieron lucrar con esta situación. Y mientras algunos ayudaban de corazón, algunos estuvieron dando números de cuenta particulares para llevar agua a su molino.
El velo de la noche ha caído ya. Hay silencio en la casa donde rentaban la madre y el padrastro de Ulises. Silencio en la casa donde velaron al angelito. Silencio en la fría y oscura tumba donde descansa el cuerpecito de Ulises. Silencio en la celda donde la joven madre seguramente no podrá conciliar el sueño está noche y las subsecuentes. Ahora no está bajo los efectos del alcohol que lo aletarguen. Ahora la dura realidad la confronta consigo misma. No puede huir de los demonios que la atormentarán. Y esto será así porque ella no está en shock, como su madre, ella no está mal de sus facultades mentales. Y tendrá que rumiar su culpabilidad....Por omisión o quizás por comisión.
Los gritos de su conciencia retumbarán, si no en las paredes de su celda, si en la caverna de su alma y cerebro. Y mientras espera el veredicto del juez de Control y Enjuiciamiento, ya su conciencia la ha juzgado y ha dictaminado: Culpable.
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