TUXTLA Cuesta mucho subir la cuesta de enero

Se han disparado los precios de las verduras. Muchos están empeñando sus joyas. 

"Cuesta subir la cuesta", exclama jadeante Humberto, mientras pedalea su bicicleta. Literalmente está subiendo el bulevar Pablo Salazar y cuando llega a la cima de la Loma del Jolote se detiene para tomar aire. Se dirige hacia el libramiento Sur. A Humberto, como a miles de tuxtlecos y chiapanecos, millones de mexicanos, les está pesando la cuesta de enero. Gastaron todo su dinero en diciembre y ahora tendrán que recurrir al empeño, como cientos más. Es negocio redondo para las casas de empeño, es el calvario para los pignorantes. 

Rosita se llevó tremendo susto al ir al mercado. Su esposo Cristóbal le dio apenas $300 para comprar algo para la despensa semanal. Llegó al mercado San Juan y casi se cae de espaldas. El tomate rojo está a $40, el kilo de tomate verde cuesta igual. El kilo de aguacate a $70, el ejote a 60, pero lo que más lo asustó fue que un manojo de cilantro estaba a $12, lo mismo que el manojo de rábanos. Los precios se duplicaron. En las taquerías ya no dan rábano ni cilantro. Ponen pepino y repollo en su lugar. 

"Pero si ya no es diciembre, se supone que en diciembre sube porque hay aguinaldo, se hace comida familiar, pero ahora ya no es diciembre, ya debe bajar", dijo casi llorando al locatario. Éste sonrió y dijo: "lo siento señito, no es cosa de nosotros, así lo dan los proveedores".

La agonía mental y el apuro económico continuó para Rosita cuando fue a buscar un cono de huevos, está en $80. Los $300 no le alcanzaron para nada. 

Al llegar a casa, Rosita se dirigió a su cuarto donde, en una pequeña lata de galletas de surtido rico que le regalaron en diciembre, lo convirtió en alhajero. Ahí guarda una medallita de oro con la imagen de la virgen María que le regaló su madre. Es como su amuleto de la suerte y por nada del mundo lo vendería, pero ahora la necesidad le apretó. 

Rosita tomó la medalla entre sus manos, la miró largamente, lanzó un profundo suspiro, la envolvió cuidadosamente, la guardó en su monedero, tomó el colectivo de la ruta 28, bajó en el Centro y se dirigió a la casa de empeño ubicada sobre la avenida central poniente. 

Con dolor de su corazón Rosita empeño su medalla con una cadena de oro, le dieron $2000. Con eso tendrá para comer modestamente entre tanto le pagan a su esposo la segunda quincena. La primera de enero no hizo "ni pío", dice ella. 

Para muchos, el préstamo prendario es la única alternativa de financiamiento, por ello durante las primeras semanas de enero y la semana entrante se prevé hayan más pignorantes. 

Humberto continúa pedaleando su bicicleta, ahora de bajada. Suspira, ya descansó. Espera que con el cobro del 31 de enero pueda respirar, descansar económicamente. Ya anhela que concluya la cuesta de enero... Porque vaya que cuesta subir la cuesta.