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jueves, 11 de enero de 2024

TUXTLA / Rayos de "oro" para volver a empezar

Todos tenemos rupturas, pero es posible tener un kintsugi emocional. 



El cielo tuxtleco amaneció esplendoroso. El amanecer de este día fue maravilloso, no así para todos. Mientras a unos inspiró para tomar una bella postal y los motivó a enfrentar este día con entusiasmo, optimismo y alegría; otros se tornaron nostálgicos, se hundieron en la depresión. Ojalá que para ellos los rayos del dorado sol hubiese sido cual resina de oro para resarcir los daños sufridos, si no en el cuerpo, sí en el alma... ojalá para ellos hubiera un kintsugi japonés. 


Haroldo, un joven universitario que vive en la Colonia kilómetro 4 de Tuxtla Gutiérrez, despertó muy de mañana. Después de su aseo personal salió al patio de su casa y observó el cielo: estaba muy hermoso, tomó su teléfono celular, hizo varias imágenes y algunas las compartió con este medio. "Qué bello amanecer, es un nuevo día lleno de oportunidades", dijo el joven universitario, que se proyecta a ser un arquitecto, estudia Arquitectura en la Universidad Autónoma de Chiapas. 


En la misma colonia,  lamentablemente una jovencita de 15 años que debía tener la misma mentalidad y actitud de Haroldo, vio el mismo cielo capitalino, con otros ojos, lo veía con nubarrones, oscuro, sombrío y se hundió en la depresión. 


Esta joven acababa de tener una ruptura sentimental y sentía que para ella no había futuro, creyó que la vida no vale la pena vivirla. Y puso punto final a su existencia. 



Kintsugi es un arte japonés. Consiste en reparar con resina de oro piezas de cerámica rotas como platos, cuencos, bandejas o tazas. En el producto final, el protagonista no es el objeto, sino los trazos de oro que recubren los lugares anteriormente rotos, haciendo así, de los defectos de las piezas, sus más grandes virtudes.


El mensaje de fondo es que tanto las roturas como las reparaciones forman parte de la historia de uno y deben mostrarse, no ocultarse, porque la transformación que resulta de todo el proceso no afea, sino que embellece.


Esta forma de arte oriental es en realidad una metáfora para decirnos que, por más que las experiencias duras de la vida nos hayan roto por dentro; por más que los sufrimientos nos hayan amargado, los golpes, magullado, las traiciones, herido o los fracasos, hundido, sigue habiendo belleza y potencial después de la herida, precisamente, gracias a las reparaciones hechas tras la herida.


Por eso, no te avergüences de tus roturas ni de los golpes que te ha dado la vida. Busca la forma de apreciar la belleza que resulta, y exhíbela para beneficio de las generaciones más jóvenes. Porque por esas cicatrices entra un raudal de luz. La luz de saber que es el gran Reparador el que nos recompone con hilos de oro. La luz de la esperanza en que el gran Artista sabe usar nuestras heridas para hacernos más profundos, más sabios, más empáticos, más triunfadores. 


Hagamos nuestras las palabras de Mario Benedetti en su poema: 



Vuelve a empezar


Aunque sientas el cansancio 

aunque el triunfo te abandone 

aunque un error te lastime 

aunque un negocio se quiebre 

aunque una traición te hiera 

aunque una relación se apague 

aunque el dolor te queme los ojos 

aunque ignoren tus esfuerzos 

aunque la ingratitud sea la paga 

aunque la incomprensión corte tu risa 



Tal vez el 2023 fue para el olvido, quizás lastimaste o te lastimaron, quizás tu empresa no obtuvo los dividendos con los que empezaste. Quizá alguien que tú amabas, en quien confiabas te traicionó, te hirió. 


Quizás malinterpretaron tus intenciones, tus acciones y te hirieron con el látigo el desprecio, de la censura y te juzgaron mal. Si todo esto ocurrió, puedes estar seguro y segura que nada está perdido, que nada ha sido concluido, que tu historia puede continuar y terminar con un final feliz. Es hora de levantarse, es hora de enmendar, es hora de volver a empezar. 



Así como el sol radiante deja atrás las tinieblas de la noche, tú debes proyectarte hacia el futuro con entusiasmo. Permítele a la vida darte los rayos dorados de oro para resarcir los daños que el pasado causó en tu vida. Permite que tengas un kintsugi japonés emocional.

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