Mujer de la tercera edad y su hijo discapacitado sobreviven en situación de calle. Se 3mbri4gan para olvidar sus penas.
"Gracias a Dios ya salió el sol", dice la mujer de la tercera edad que temblaba de frío hasta hace unos momentos. Desde hace varias noches la temperatura ha descendido en la capital chiapaneca. Ella y su hijo sufren las inclemencias del tiempo. Hace casi un mes que iniciaron una nueva vida en situación de calle. Como una vía de escape a su cruda realidad, se embri4gan cada día. Algunos se compadecen de ellos, otros los ignoran, y aún hay quienes los insultan.
La mujer, de unos 70 años de edad, con los cabellos blancos y enmarañados como fiel reflejo de sus pensamientos abigarrados, permanece sentada sobre una vi3ja cubeta de pintura vacía. Cómo quisiera tener una pintura para pintar de forma diferente su vida actual y la de su hijo: nunca creyeron que llegaría ese momento, pero llegó.
Con su edad avanzada, con achaques, con un hijo discapacitado y para colmo sin un techo donde vivir, sobreviven cada día en situación de calle.
Llegaron hace poco, más de un mes, y se quedaron sobre una acera de la avenida Juan Sabines, en la Colonia La Salle, justo frente a la escuela telesecundaria 123 "Jaime Sabines", a un costado del mercado San Juan.
Sobre la acera hay algunos objetos, uno de ellos un petate vi3jo, en el que pasan la noche sufriendo el intenso frío y recibiendo el sereno de la noche y madrugada. Durante el día, quisieran que llegue la noche para descansar. Durante la noche, anhelan que llegue la mañana para que salga el sol y acabe la pesadilla.
En el día les duele el desprecio y crítica de que los hacen objeto algunas personas. Algunos los ignoran y muy pocos los ayudan, dependen de la dadivosidad de esas pocas personas.
Cuando reciben unas monedas, algunas las apartan para comprar algo de alimento, pero otras son destinadas para comprar bebida alcohólica.
Al principio era sólo el hijo quien se 3mbri4gaba: su madre lo reprendía, ahora ambos comparten la misma botella, el mismo dolor, la misma cruda realidad, y es para evadir ésta que se refugian en el alcohol como vía de escape.
Quienes los conocen aseguran que tenían una casa ubicada en la calle Pino Suárez de la colonia Bienestar Social. La señora fabricaba piñatas y hojuelas para las temporadas decembrinas. Su hijo, quien dice llamarse Leonel, ayudaba en lo poco que podía. Ha estado discapacitado desde hace mucho tiempo, aseguran. Le cuesta caminar, hablar y coordinar sus ideas. Al parecer viven solos desde hace mucho tiempo y recientemente quedaron en situación de calle, hace como un mes.
Nadie sabe qué pasó en realidad, si alguien los echó de la casa, si ésta no era de ellos, si rentaban o qué fue lo que ocurrió; pero están en la calle
"Ojalá pudieran ayudarlos o pedir ayuda para esta señora de la tercera edad en situación de calle y su hijo. El problema es que él es muy agr3sivo: 1nsult4 y avi3nta cosas a los transeúntes, duermen en la calle y de igual manera hacen sus necesidades en la calle", dice una persona.
La mujer camina hacia donde su hijo se encuentra sentado en una butaca de madera y tiene la botella de aguardiente sobre el piso, la mujer lo toma, le da un sorbo y luego regresa a su cubeta vieja que le sirve de silla, se toma de la cabeza y pensativa esconde sus pensamientos celosamente, no los externa por temor a recibir una lluvia de críticas.
Se acercan las fiestas decembrinas, algunos tendrán techo, una cena navideña, regalos, alguien a quien abrazar y por quién ser abrazados. Esta mujer y su hijo lo pasarán en la calle, sabrá Dios si tendrán comida o cena, si estarán bien de salud o enfermos. Ojalá haya alguien o muchos que puedan abrir sus manos y sus corazones para dar a estas personas un poco de lo que recibieron este año.
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