Aunque no tenga para el pasaje, alimenta a las palomas del parque capitalino.
La escena llama la atención de algunos: es un hombre que con vestimenta humilde alimenta a las aves. Primero lo hace en el parque 5 de Mayo, luego acude al parque central, en Tuxtla Gutiérrez. Con su acción inspira a algunos al altruismo. A pesar de la adversidad y su precaria condición económica, el hombre le hace bien a las palomas y sin darse cuenta inspira altruismo en Tuxtla. Algo digno de emular.
Se nota cansado, hambriento y sediento. Para protegerse del sol intenso en la capital chiapaneca, lleva un sombrero de palma. Sus zapatos empolvados reflejan su arduo caminar durante todo el día: Quizá ha estado buscando trabajo.
En la espalda carga una mochila de color azul, la cual abre de repente, y cuando algunos piensan que sacará un refresco o comida para él, toma una pequeña bolsa de plástico con arroz y maíz que lanza al piso. De inmediato llegan decenas de palomas en el parque 5 de Mayo.
Él sonríe al verlas alimentarse, es su mayor satisfacción. Aunque él esté pasando hambre y sed, le llena hacer el bien. Algunos aprovechan a tomar la foto para reconocer la acción de este hombre anónimo.
Más adelante hará lo propio en el parque central. Camina sobre la Avenida Central hacia el corazón de Tuxtla Gutiérrez. Y cuando llega al parque central, frente a la catedral San Marcos, abre de nuevo la mochila, saca otra vez la bolsa. Ahora hay menos arroz y menos maíz que una hora antes.
Ahora también hay mucho más aves presentes en el lugar. Aún así el hombre arroja lo que queda. Las aves revolotean, comen ávidas el maíz y el arroz, y luego gorgojean como agradeciendo a su benefactor.
El hombre se levanta, saca de sus bolsillos unas monedas, las cuenta, no completa para el pasaje del colectivo. Alguien que se percata de esta situación se acerca y le completa con unas monedas. Él sonríe y agradece.
Y se marcha a casa. No lleva dinero tampoco lleva ya maíz y arroz. La mochila va vacía, sus bolsillos van vacíos, pero su corazón va lleno con la satisfacción de haber hecho el bien a pesar de su paupérrima situación.
"Hay veces que el pato nada y a veces que ni agua bebe", dice un refrán, y es cierto. Sin duda este hombre ha tenido momentos de prosperidad, de bienestar. Ahora le toca atravesar crisis y adversidad. Si lo ves alguna vez, ojalá puedas apoyarlo.
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